tag:blogger.com,1999:blog-46603686262441528652024-03-05T02:16:47.763-08:00Pensamiento AmericanoLa América Grande y Libre, solo podra realizarse cuando la Unión con la que soñaron nuestros Procéres, sea una realidad palpable.
Este pequeño espacio de pensamiento, intenta contribuir a que esa meta sea realizada para gloria y felicidad de los pueblos que habitan esta tierra que engendró a tantos heroés...Ricardo Benítezhttp://www.blogger.com/profile/05007161457298980981noreply@blogger.comBlogger13125tag:blogger.com,1999:blog-4660368626244152865.post-8433985040211904212011-05-01T13:55:00.000-07:002011-05-01T13:57:53.818-07:00Aquí se viene a estudiar...Carta Abierta al Secretario General<br />de La Universidad Nacional de La Matanza<br />Sr. José Paquéz<br /><br /><!--[if gte mso 9]><xml> <w:worddocument> <w:view>Normal</w:View> <w:zoom>0</w:Zoom> <w:hyphenationzone>21</w:HyphenationZone> <w:punctuationkerning/> <w:validateagainstschemas/> <w:saveifxmlinvalid>false</w:SaveIfXMLInvalid> <w:ignoremixedcontent>false</w:IgnoreMixedContent> <w:alwaysshowplaceholdertext>false</w:AlwaysShowPlaceholderText> <w:compatibility> <w:breakwrappedtables/> <w:snaptogridincell/> <w:wraptextwithpunct/> <w:useasianbreakrules/> <w:dontgrowautofit/> </w:Compatibility> <w:browserlevel>MicrosoftInternetExplorer4</w:BrowserLevel> </w:WordDocument> </xml><![endif]--><!--[if gte mso 9]><xml> <w:latentstyles deflockedstate="false" latentstylecount="156"> </w:LatentStyles> </xml><![endif]--><!--[if !mso]><object classid="clsid:38481807-CA0E-42D2-BF39-B33AF135CC4D" id="ieooui"></object> <style> st1\:*{behavior:url(#ieooui) } </style> <![endif]--><!--[if gte mso 10]> <style> /* Style Definitions */ table.MsoNormalTable {mso-style-name:"Tabla normal"; mso-tstyle-rowband-size:0; mso-tstyle-colband-size:0; mso-style-noshow:yes; mso-style-parent:""; mso-padding-alt:0cm 5.4pt 0cm 5.4pt; mso-para-margin:0cm; mso-para-margin-bottom:.0001pt; mso-pagination:widow-orphan; font-size:10.0pt; font-family:"Times New Roman"; mso-ansi-language:#0400; mso-fareast-language:#0400; mso-bidi-language:#0400;} </style> <![endif]--> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial;">Los sucesos del 28 de abril pasado son una muestra fehaciente del régimen de cosas a la cual somos sometidos los estudiantes de la Universidad Nacional de La Matanza. Ciertamente oír argumentaciones tan falaces provenientes de una elevada autoridad de la Universidad como el Sr. José Paquéz (pues tras lo ocurrido inclusive el titulo académico que ostenta queda en entredicho), secretario general de la misma, proferidas con una arrogancia propia de estupidos que no tienen conciencia de su propia estupidez, no solo son causa para el estupor, sino especialmente para la vergüenza. ¿Cómo es posible que sujetos tan limitados lleguen hasta un lugar como ese dentro de una Institución cuyo lema es “el camino a la excelencia”?, ¿o cual es la excelencia que se busca realmente, la de la mediocridad o la de los negociados rentables?.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial;">“Aquí se viene a estudiar” – decía con firmeza el Sr. Paquéz-. ¿Pero que es estudiar para Usted, Sr. Secretario?, ¿repetir una y otra vez aquello que los docentes dan por bueno y justo?, ¿desea convertirnos en otros tantos perros de Pavlov?. ¿O será que estudiar es otra cosa?, ¡pensar acaso! Pero por favor, no se aterre ante esa palabra, que es la que mejor caracteriza al ser humano, o por lo menos a la mayoría que se precia de dicha condición. Si a la Universidad se va a estudiar, por favor empiece por usted mismo Sr. Secretario, que haberlo escuchado durante apenas un rato ya me dio la pauta de que Usted utiliza mocasines porque es incapaz de atarse los cordones de los zapatos.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial;">La Política</span><span style="font-family: Arial;">, Sr. Paquéz, es el instrumento por el cual se resuelven los conflictos en Democracia. ¿Conoce lo que significa la palabra Democracia Sr. Paquez?, y es mas, ¿conoce lo que implica?, pues que nadie puede erigirse en supremo censor de los demás, porque todos poseemos los mismos derechos y las mismas obligaciones, entre tantas cosas. ¡Y también que personas como Usted no son jueces que decidan sobre aquello en los que los estudiantes debamos creer! Sin Política lo que existe es Policía, si tomamos a Jacques Ranciére, entonces si no hay espacio para la política en el ámbito universitario, lo que Usted busca es que sea la Policía la que recorra los pasillos de nuestra Casa de Estudios.<span style=""> </span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial;">Sr. Secretario, si lo que Usted anhela es crear una generación de profesionales cuyo único fin existencial sea poder mudarse a un Country e ir de vacaciones a Europa, puede hacerlo tranquilamente, buscando inversores y haciendo su propia Universidad; no usurpando una Universidad Nacional, cuyo fin no es otro que forjar ciudadanos y ciudadanas que sirvan a su Comunidad y que por esa vía contribuyan al engrandecimiento de nuestra Argentina. ¡La Universidad solo es propiedad del Pueblo y de sus hijos, jamás de los caprichos de algún infatuado!</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial;">Puede prohibir lo que se le antoje, Sr. Secretario, así brinda mas muestras de su naturaleza al resto del universo que gira en torno suyo, ¡y nada mas en torno suyo! Prohíbanos pensar. Seguiremos pensando. Prohíbanos hacer política. Seguiremos haciendo política. Prohíbase ser un estupido pusilánime. ¡Y seguirá siendo un estupido, aunque tal vez aun mas pusilánime! ¿Sabia Usted que hace casi 600 años el Rector de la Universidad de Praga fue quemado en la hoguera por pensar distinto?, y hoy en día todos recordamos a Jan Hus, ¿pero quien se acuerda de su verdugo? Piense en ello, si es que queda alguna fibra pensante en su ser, porque allí se encuentra la clave de su futuro. </span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial;">Sr. Paquéz, los regimenes de oprobio caen mas rápido de lo que sus camarillas dirigentes crean. Y cuando el suyo caiga, el estruendo de esa caída dará cuenta de la entidad de todas las infamias cometidas por su sórdida mediocridad.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: Arial;">Y los estudiantes borraremos, con sumo placer, su nombre de la historia de nuestra Universidad como si nunca la hubiera manchado.</span></p>Ricardo Benítezhttp://www.blogger.com/profile/05007161457298980981noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4660368626244152865.post-76341913810234491962011-02-01T16:07:00.000-08:002011-02-01T16:08:08.677-08:00Dos Febreros<!--[if gte mso 9]><xml> <w:worddocument> <w:view>Normal</w:View> <w:zoom>0</w:Zoom> <w:hyphenationzone>21</w:HyphenationZone> <w:punctuationkerning/> <w:validateagainstschemas/> <w:saveifxmlinvalid>false</w:SaveIfXMLInvalid> <w:ignoremixedcontent>false</w:IgnoreMixedContent> <w:alwaysshowplaceholdertext>false</w:AlwaysShowPlaceholderText> <w:compatibility> <w:breakwrappedtables/> <w:snaptogridincell/> <w:wraptextwithpunct/> <w:useasianbreakrules/> <w:dontgrowautofit/> </w:Compatibility> <w:browserlevel>MicrosoftInternetExplorer4</w:BrowserLevel> </w:WordDocument> </xml><![endif]--><!--[if gte mso 9]><xml> <w:latentstyles deflockedstate="false" latentstylecount="156"> </w:LatentStyles> </xml><![endif]--><!--[if !mso]><object classid="clsid:38481807-CA0E-42D2-BF39-B33AF135CC4D" id="ieooui"></object> <style> st1\:*{behavior:url(#ieooui) } </style> <![endif]--><!--[if gte mso 10]> <style> /* Style Definitions */ table.MsoNormalTable {mso-style-name:"Tabla normal"; mso-tstyle-rowband-size:0; mso-tstyle-colband-size:0; mso-style-noshow:yes; mso-style-parent:""; mso-padding-alt:0cm 5.4pt 0cm 5.4pt; mso-para-margin:0cm; mso-para-margin-bottom:.0001pt; mso-pagination:widow-orphan; font-size:10.0pt; font-family:"Times New Roman"; mso-ansi-language:#0400; mso-fareast-language:#0400; mso-bidi-language:#0400;} </style> <![endif]--> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Los meses tórridos son los que utilizamos para descansar tras meses de diversas faenas, y en los cuales el letargo pareciera apoderarse de todos los ámbitos, como si la realidad aguardase el momento en que regresamos a nuestras rutinas para caer sobre nosotros con todo su peso. Pero los grandes hechos de nuestra Historia no respetan en absoluto lo que se ha establecido en la modernidad como una regla no escrita. Grandes fueron los sucesos que marcaron nuestro destino con un sello indeleble, que se dieron en un mes tan caluroso como el de febrero, de los cuales el que escribe estas líneas ha elegido dos, por ser eventos cuya intensidad supera con facilidad cualquier paroxismo climático, aunque de signos diametralmente opuestos, ambos son dignos de ser pensados.<span style=""> </span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: center;" align="center"><b style=""> </b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: center;" align="center"><b style="">******</b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: center;" align="center"><b style=""> </b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: center;" align="center"><b style="">1852</b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El 3 de Febrero de ese aciago año, las fuerzas del Ejercito Grande, comandadas por Justo José de Urquiza, se enfrentan a las tropas federales en las afueras de la ciudad de Buenos Aires, en Caseros. Sin gran esfuerzo, y con pocas bajas, los “constitucionalistas” vencieron. Las muertes vendrían después, con los fusilamientos sumarios, a la par de las proscripciones y confiscaciones, cebándose todas estas con los miembros de un solo bando, el cual había mantenido incólume la independencia de la Nación cuando las potencias mas grandes del mundo pretendían sojuzgarla.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En los viejos manuales escolares, y en los no tan viejos también, se nombra a esta Batalla como el final de la Tiranía. En aras de una Libertad más hipotética que real, los partidarios de la Organización Nacional no tuvieron problema alguno en aliarse con una monarquía como la que imperaba en el Brasil<a style="" href="#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: "Times New Roman";">[1]</span></span></span></span></a> de entonces. ¡Espectáculo cruel en verdad, esclavos fungiendo de soldados de la libertad de otros pueblos, peleando solo por la promesa de una manumisión!, ¡terrible ironía la de salvar a la propia Patria recurriendo a ejércitos extranjeros!. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Con la caída de Juan Manuel de Rosas, la Argentina pierde el protagonismo que hasta ese entonces había detentado en el devenir de la historia americana. Se cierra una etapa que entronca directamente con nuestra historia y con los hechos de los grandes hombres y mujeres que forjaron la naciente Republica con su esfuerzo y con su sangre. La Unidad Nacional fue una de las victimas de la “victoria” urquicista: pocos meses después, el 11 de septiembre para ser precisos, en la ciudad de Buenos Aires estalla una revolución y toda la Provincia se separa del resto de la Confederación; mandando al diablo todas las arengas de devoción y de agradecimiento que los unitarios que integraron el Ejercito Grande, habían dado al General vencedor. Así Buenos Aires será la primera en dar las espaldas a América, y con el correr de los años haría que las demás Provincias también lo hicieran, mediante la intervención armada, los sobornos y los asesinatos más atroces. La París de las Pampas había nacido después de mucho tiempo, traicionando la esencia de la Argentina, intentando cubrir lo vergonzante de su origen<a style="" href="#_ftn2" name="_ftnref2" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: "Times New Roman";">[2]</span></span></span></span></a> con mármoles y bronces. <span style=""> </span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: center;" align="center">******</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: center;" align="center"><b style=""> </b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: center;" align="center"><b style="">1946</b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Tras largas décadas de exiguos avances y tremendos retrocesos, finalmente el pueblo argentino logro ir a las urnas a hacer ejercicio de sus derechos cívicos más elementales. El 24 de Febrero de 1946, algunos meses tras las jornadas épicas que hallaron su corolario en el 17 de Octubre, los ciudadanos pudieron expresarse y dar la victoria a un hombre en el cual hallaron los atributos necesarios para la magna tarea de reconstruir una Nación sobre sus autenticas bases.<span style=""> </span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Mas del 50% de los electores dieron su apoyo a Juan Domingo Perón, a pesar de la encarnizada oposición de todos los partidos políticos significativos en aquella época, como así también de la desembozada intromisión de diplomáticos extranjeros en asuntos que solo conciernen a la Argentina y su pueblo. La derrota que supuso Caseros un siglo atrás, se veía compensada por la esplendida victoria obtenida en una contienda cívica, retomando la senda que había sido abandonada. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Aquello que había iniciado como una posibilidad y como intentos encaminados hacia la prosecución de unos ideales que no eran compartidos por la elites que hasta hace muy poco sostenían con firmeza las riendas de los asuntos de Estado, de pronto se vio refrendado de una manera contundente por millones de individuos, que desde sus lugares habían podido vislumbrar acertadamente que el camino por el cual empezaban a transitar era el correcto. Y ello no se vio defraudado, porque al poco tiempo se sucedían medidas como la de legalizar el Sufragio Femenino, o de suprimir los aranceles universitarios, para que la igualdad reinase de una forma autentica, lejos de ser otro mero recurso retórico. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Argentina volvió la vista hacia su propio ser y esencia. Nuevamente era América el marco en cual nuestra historia debía desenvolverse, y los cuatro rincones de nuestra patria comenzaron a palpitar en función de aquella certeza y convicción. En ese sentido, el esbozo contenido en el ABC<a style="" href="#_ftn3" name="_ftnref3" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; font-family: "Times New Roman";">[3]</span></span></span></span></a> refleja fielmente la orientación dada por el gobierno peronista a su política exterior, en búsqueda de la conformación de un sólido bloque económico, político y social, que se presentaba como imperativo histórico ineludible para lograr contrarrestar el poderío que las superpotencias emergentes de la Segunda Guerra Mundial harían sentir en sus respectivas zonas de influencia. Y ni hablar de la política industrialista, ni de las conquistas laborales, ni el elevamiento de los estándares de vida en general, ni el fomento a la ciencia y a la investigación, ni de otros logros que ni siquiera los fusilamientos pudieron ocultar.</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> </p> <p class="MsoNormal" style="text-align: center;" align="center">******</p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Una derrota y una victoria, en el mismo mes, aunque con casi un siglo de diferencia. Los protagonistas de ambas fueron intitulados “tiranos” por sus enemigos y el escarnio se esgrimió con inusitada violencia sobre sus nombres. Aunque las masas populares no podían ocultar su gran afecto hacia ambos, sin importar el cúmulo de invectivas que unos pocos precipitaban hacia ellos. La venganza pudo arrancar al primero del corazón del pueblo argentino, pero no logro destruir las raíces de orgullo que habían calado muy hondo en esta tierra. Esas raíces pudieron fructificar nuevamente tras décadas de espera, sirviendo de fuertes bases para aquello que haría el segundo. Y por ello los infames ya no pudieron arrancar de las entrañas de la Historia argentina al segundo Restaurador del Orgullo Nacional, mejor conocido como Juan Domingo Perón. </p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style=""> </i></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="">(Y si nuestra Generación ha tenido la oportunidad de haber visto al tercero, eso solo podrá determinarlo el devenir… Y el devenir depende de nosotros.) <span style=""> </span></i><span style=""> </span></p> <div style=""><br /> <hr align="left" width="33%" size="1"> <div style="" id="ftn1"> <p class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><a style="" href="#_ftnref1" name="_ftn1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[1]</span></span></span></span></a> <span style="color: rgb(51, 51, 51);">"Las gentes de las campañas no veían más que el hecho inaudito de la invasión del Imperio del Brasil y rodeaban a Rosas en quien personificaban la salvación de la patria.”(Adolfo Saldías, Historia de la Confederación Argentina. t.III. p.345. Eudeba.Bs.As.1978)</span></p> </div> <div style="" id="ftn2"> <p class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><a style="" href="#_ftnref2" name="_ftn2" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[2]</span></span></span></span></a> <span style="font-family: "Trebuchet MS"; color: rgb(51, 51, 51);">“</span><span style="color: rgb(51, 51, 51);">Se me caía la cara de vergüenza al oírle a aquel Enviado (El de Brasil) referir la irritante escena, y los comentarios: "¡Sí, los millones con que hemos tenido que comprarlo para derrocar a Rosas! Todavía después de entrar a Buenos Aires quería que le diese los cien mil duros mensuales, mientras oscurecía el brillo de nuestras armas en Monte Caseros para atribuirse él solo los honores de la victoria."</span><span style="font-size: 11.5pt; font-family: "Trebuchet MS"; color: rgb(51, 51, 51);"><br />(</span><span style="color: rgb(51, 51, 51);">Domingo Faustino Sarmiento. Carta de Yungay, 13 de octubre de 1852)</span></p> </div> <div style="" id="ftn3"> <p class="MsoFootnoteText"><a style="" href="#_ftnref3" name="_ftn3" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; font-family: "Times New Roman";">[3]</span></span></span></span></a> Proyecto de unidad regional, que comprendía inicialmente a la Argentina, Brasil y Chile, dadas las coincidencias entre las políticas seguidas por los presidentes Perón, Vargas e Ibáñez.</p> </div> </div>Ricardo Benítezhttp://www.blogger.com/profile/05007161457298980981noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4660368626244152865.post-10195337062650686362010-02-11T14:39:00.000-08:002010-02-11T14:49:56.407-08:00Recuerdos de Febrero (o lineas inconclusas de algún argentino)<div align="justify">-------------------------------------------------------------------------------------------------</div><div align="justify">Cuando los años transcurren en la vida de los hombres, los hechos en los que estos tuvieron parte adquieren nuevos matices, gracias al prisma que es otorgado no tan solo por aquellos actos en si mismos, sino más bien por los efectos que estos han causado a través del tiempo. Bueno, por lo menos eso ocurre en aquellas almas que además de observar el devenir con sus ojos, también lo puede sentir en lo profundo del alma. </div><div align="justify"><br />Ahora que mi propia existencia ha alcanzado la madurez necesaria para comprender palabras como las que me había obsequiado mi padre poco antes de partir a la eternidad, me veo maravillado por esa sabiduría tan poco tenida en cuenta en los claustros académicos, y que se abreva de la misma tierra que pisa día tras día. Y afirmar semejante cosa no es en verdad muy sencilla en individuos como yo, que han dedicado su vida a la razón y a las virtudes contenidas en los templos minervales. </div><div align="justify"><br />Era 1916 cuando mi padre pudo observar los últimos ocasos de este hermoso cielo, antes del suyo. Y un cálido día de febrero, el 2 para ser preciso, al atardecer, fui a visitarlo para conversar un rato con él, como siempre acostumbraba. Estaba sentado cómodamente en una silla bajo el gran ventanal de su habitación, que daba a la calle. Había otra silla dispuesta a su lado, precaviendo mi llegada, con un ademan me invito a acompañarlo, y sin siquiera saludarle con el ritual de rigor, empezó a mover los labios Él poseía un carácter lacónico y enigmático en cierta forma, pues nunca opinaba sobre sucesos políticos, desde que tengo memoria, pero su lucidez se mantuvo hasta sus momentos finales de manera asombrosa, y contrariando todas sus costumbres, me empezó a hablar sobre el pasado mas allá de las simples anécdotas hogareñas.<br />-“El 2 de Febrero mi Cuerpo dejaba Santos Lugares, y se dirigió hacia el Palomar”- Musito lentamente mientras miraba hacia el sol que se ocultaba en el horizonte. Y yo solo pude asombrarme, pues era algo de lo que jamas me había enterado ni creído remotamente posible. Además esa fecha solo me sugería una cosa, y en mi mente se configuraba una sentencia bastante clara y poderosa: Al día siguiente cayo el Tirano. </div><div align="justify"><br />-“Supongo que estarás pensando en la Tiranía, ¿no es así?”, dijo mientras me fulmino con esos ojos cansados que aun mostraban una firmeza abrumadora. Y yo solo atine a negar tal cosa, mientras le pedía que siga con sus relato, intentando trocar esa solicitud en una discreta disculpa.<br />-“La dureza en los manejos pueden ser criticados siempre, no así el sentido de los mismos. Si Rosas se comporto de maneras tan terribles fue porque todas las otras alternativas le habían sido negadas. Pero estoy seguro que no era el odio lo que manejaba su mano ni su voluntad, sino sentimientos muy distintos a ese.” Y al terminar esa larga frase, suspiro como si se hubiera sacado un peso de encima. </div><div align="justify"><br />Y el asombro solo crecía desde lo profundo de mi pecho. Él debía de ser muy joven en el 52, no podía haber participado en ese régimen de oprobio de ninguna manera. </div><div align="justify"><br />“¿Sabe?, yo servia en la Artillería en aquel año, y estuve en Caseros. Esto es algo que siempre intente ocultar, por la seguridad de toda nuestra familia. En aquellos años, posteriores a la derrota de la Barbarie, los fusilamientos eran moneda corriente, y la horca se llevo a mas de uno cuyo delito fue servir a la Patria. El que nos mandaba en aquella batalla era Chilavert, ¡un unitario!, pero antes que eso, era un argentino. La faena fue dura al pie de los cañones, y se prolongo por horas. Cargamos con todo lo que teníamos, hasta con las piedras y la propia munición del enemigo. Apenas era un poco mas joven que Usted, hijo mío, y estaba sucio de pólvora, pero mis miembros no sentían el cansancio. Hasta que nos quedamos sin nada que poder usar para seguir con el fuego, Y yo, iracundo, vocifere hacia el primer oficial que pude ver, lo mucho que lamentaba que mi corazón no fuese de piedra o de plomo, porque con gusto lo sacaría de mis entrañas para usarlo de proyectil. Y el oficial, me observo extrañado y se puso a reír. Era el mismo Chilavert. El saco un cigarro de entre sus ropas, y lo encendió, ordenándome que fuera a ver si podía encontrar algo mas que mi corazón para proseguir con el cañoneo, en la Intendencia. Hice un saludo y corrí a toda prisa, ya que sabia que la dilación era la derrota. Escuche que me decía: “Cuidese, hijo”, y eso produjo que acelerara el paso. Pero los demás estaban retrocediendo a mí alrededor, y en el lugar en que se encontraba la Intendencia, no encontré nada. Intente volver a la batería, pero a lo lejos pude percatarme que el fuego había cesado en ese sector, aquel silencio me angustio, pero cuando divise al Coronel entregando sus armas a otro oficial, el pesar me inundo por completo. Todo estaba perdido aquel día, y escape junto con los otros.” </div><div align="justify"><br />Callo finalmente, y me tomo de la mano, con fuerza, como si le misma juventud le retornase a la medida que avanzaba aquel relato, y me pidió que buscara un libro negro con letras plateadas que estaba entre sus papeles, en el pequeño lugar de su habitación que fungía de estudio. Lo encontré entre una pila de cartas y de periódicos, y pude ver los símbolos de la religión grabados en su lomo. Era una Biblia. </div><div align="justify"><br />Se la lleve y quise entregársela, pero me indico que la abriera en la pagina que estaba marcada con un extraño objeto de tela. La pagina correspondía al evangelio de San Mateo, los versículos que trataban sobre la traición de Judas estaba marcados. No entendí aquello, hasta que me percate que lo que fungía de marcador, no era un simple pedazo de tela, sino una divisa color punzó, con la inscripción federal aun nítida, a pesar del tiempo que había estado guardada.<br />“Yo no pude pelear mas, pero nunca fui un traidor”, comenzó a hablar nuevamente, pero con una voz tonante que parecía intentar desgarrar las nubes. “Los principios y la moral que os he enseñado conforman una esencia a la que ni mil batallas podrían llegar a destruir. Recordar, recordar, siempre recordar lo que fuimos es la mejor herencia que los viejos podemos legarles a nuestros descendientes. Con la Constitución no se pudo comprar la dignidad que supimos obtener con nuestra sangre. La Tiranía, a pesar de ser Tiranía, no se doblego ante nadie ni ante nada. Eramos pocos, eramos pobres, apenas podíamos leer y escribir algunos, pero eramos libres.</div><div align="justify">Falta poco para que parta de este mundo, pero en manos como las tuyas quedara la tarea enorme de la Regeneración de nuestra Patria. Y si recuerdas todo lo que he dicho ahora, una batalla ya se habrá ganado. Quedaran muchas por pelear, pero lo harás con decisión y valentía si recuerdas, solo si recuerdas, porque en esos recuerdos esta nuestra esencia, nuestro espíritu, nuestra alma.” </div><div align="justify"><br />Quede absorto con esas ultimas palabras, que a pesar de ser tan simples fueron a la vez muy intensas. Nunca había creído a mi padre capaz de hacer un discurso semejante, repleto de un ardor inconmensurable, puesto que siempre fue apacible, casi en un grado monacal. No dijimos nada mas, y vimos juntos como las primeras estrellas iban floreciendo en el cielo nocturno. Nos avisaron que la cena estaba servida, y fuimos en silencio, mientras intentaba apaciguar el remolino de emociones que se agitaban en mi interior, mi padre parecía esperar la pregunta que indudablemente haría yo para romper el mutismo. Hasta que la hice antes del ultimo bocado:<br /><br />- ¿Qué te parece Yrigoyen?, y algo tan desentonado provoco una mirada de paternal ternura.<br />- Es el sobrino de Alem. Es un criollo de buena cepa federal. Será un buen presidente. Aunque aun falta. Creo que es como el Bautista, que anuncia al que vendrá. Así respondió, y nos pusimos a conversar sobre todo aquello que estuvo oculto por tanto tiempo.<br /><br />Los hechos de la Nación han confirmado esas palabras de una manera excepcional. La clarividencia de los que piensan y sienten como lo hacia mi padre han puesto en las manos de un hombre la tarea titánica de la Regeneración. Por fortuna, la gracia de la edad me ha develado muchas de las palabras de ese ser tan caro a mis sentimientos, por lo cual le estoy agradecido eternamente. Y así como el nunca fue un traidor, yo tampoco lo seré, y su memoria permanecerá viva en los hechos de mi propia existencia. Esa es una de causas que me lleva a escribir estas humildes líneas, para que el recuerdo permanezca a pesar de todo. </div><div align="justify"><br />A Dios gracias porque el día de hoy no es un día de Febrero. Ya escucho gente marchando por la calle, cantando. Llevan banderas argentinas, y van hacia la orgullosa Buenos Aires, como en el siglo pasado; aunque sin los caballos, lo hacen con el mismo poderío. El saco y la corbata estarán de mas en este día. No puedo escribir mas porque voy a reunirme con ellos. Voy a buscar a mi padre, y al padre de él, como a mis hijos, y a los hijos de sus hijos.<br /><br /><em>Avellaneda, 17 de Octubre de 1945 </em></div><div align="justify"><em></em></div><div align="justify"><em>------------------------------------------------------------------------------------------------</em></div>Ricardo Benítezhttp://www.blogger.com/profile/05007161457298980981noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4660368626244152865.post-20649267221772892652009-08-13T11:17:00.000-07:002009-08-13T11:46:36.427-07:00Civilización y BarbarieCon una persistencia propia de individuos desvariados; generaciones tras generaciones de gentes muy decentes, muy derechas, y muy humanas, han reducido todo el problema de la Argentina a esa dicotomía decimonónica, tan aplicable a las montoneras de antaño, como a los irreverentes partidarios de Yrigoyen, y después a los excesivamente pigmentados peronistas; que mil veces hicieron una entrada tumultuosa en la calma de nuestra historia, y otras mil veces fueron acallados con una intensidad que hizo dudar a los mismos civilizados acerca de la justeza de ese titulo que tan generosamente se otorgaban. Por fortuna para ellos, los bárbaros no entonaban la Marsella como era debido, o habían degustado un delicioso té de china en utensilios de porcelana; con lo cual, quedaba patentemente demostrado (para ellos) quienes representaban los valores de la Civilización, del Progreso, de la Virtud y de la Ciencia. Y así las conciencias del patriciado quedaron tan impolutas a pesar de los envenenamientos, degüellos, fusilamientos y mutilaciones, prodigadas febrilmente tanto en un siglo como en el siguiente. Cuando Lavalle mando a fusilar al Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Don Manuel Dorrego, ni siquiera le permitio un minuto de su tiempo para escucharle, a pesar de que se trataba del legitimo gobernante de una provincia argentina, elegido por la Legislatura y no impuesto por las bayonetas. Mas de un siglo transcurrió desde ese entonces, y cuando la esposa del General Valle fuera a implorar la indulgencia de Aramburu, tampoco se digno a escucharla, porque este ordeno que se lo dejase dormir plácidamente. Otro fusilamiento. Pero era otro bárbaro, y por ende, era simple justicia. Tanto en Navarro como en la Penitenciaria Nacional, la causa de la Civilización se mostró ante todos en su faz autentica y pura, sin los adornos de bronce con que tanto pretende acicalarse, y sin las altisonantes frases de perfecta métrica que fungen de estribillos en su marcha triunfal.<br /><br />Una de esas frases estruendosas, aunque tan larga que fue necesario reunir muchas paginas a las que algunos podrían llamar libro, fue alumbrada hace pocos días, y se convirtió en un éxito de ventas. Me refiero al nuevo engendro del gran Marcos Aguinis, al cual le han dado la palmada de bienvenida unas manitas regordetas y sonrosadas, como es debido. Nunca podrán ser encontradas tantas invectivas en tan poco espacio físico, algo realmente sorprendente y que haría pensar en una nueva especie dentro de la literatura: el libelismo mágico, que no solo distorsiona las dimensiones del papel impreso, sino también la historia y toda la realidad en pos de un solo objetivo, que no es otro que denostar la nueva barbarie, que por ser nueva no deja de ser menos barbara. El inefable Aguinis, predilecto por aquellos militantes del mediopelo, a los que Coelho les parece insuficiente, aunque no menos interesante por cierto, nos demuestra nuevamente con un despliegue hilarante de fraseología insubstancial, que la Argentina merece ser borrada de la faz del mundo cuanto antes, y solamente para bien de sus propios habitantes. Todo lo pasado, en su cosmovision billikeniana, es el summun de la humana excelencia. Delirando aun con los granos hinchiendo los barcos en el puerto, extasiándose con la recepción orgiástica hecha a una infanta española en el Centenario, llorando la educación que alguna vez se pudo alcanzar por obra y gracia de unos seres supranaturales, casi europeos (¡y de los buenos además!). Aunque olvidando el hambre al cual eran llevados los aparceros por la voracidad de los terratenientes, dejando de lado el magnifico quehacer del coronel Falcón echando a la calle a miles de mujeres y niños tras la huelga de inquilinos, al igual que no dándose cuenta que la universidad en aquellos hermosos años era el patrimonio particular de un puñado de familias, que coincidentemente eran los dueños de la tierra y también de las casonas. Esa Belle Époque, tan dulce para los imbeciles de siempre, que comparten la visión de superioridad como sus ancestros rivadavianos, es el ideal platónico al cual deben tender todos los esfuerzos de un Estado consciente de su rol como guardián de los intereses del Patriciado. Esa es la Patria que protegen los pluscuamperfectos idiotas latinoamericanos de la talla de Aguinis, esa Patria que no es mas que unos intereses espurios incorporados a las instituciones del Estado como dogma inmanente. Y la pluma de escritores de esta calaña, otorga a los militantes de la causa de la Civilización nuevos bríos y una falsa afirmación de su propia superioridad, y aceleran los ánimos de aquellos que tanto quisieran reproducir un nuevo Navarro, un nuevo José León Suarez, sin ningún tipo de pudor, para hacer que el aluvión zoológico se reencauce, y la paz vuelva a cubrir la Argentina toda. ¿Pero cual es esa paz tan ansiada, sino la de los sepulcros?, una paz en la que el pasto sirva de alimento a las reses, y la sangre (que es lo único que los bárbaros tenemos de humano) abone la tierra en la cual habrá de sembrarse la adorada soja. <br /><br />Mientras los civilizados exhaltan a su bufón, y toman sus escritos como nuevo estandarte en su eterna lucha contra los negadores de su excelsa condición, los bárbaros seguirán construyendo la Patria verdadera, como lo hicieron en las guerras por la independencia y en la defensa de la soberanía, sin escatimar sus esfuerzos y siquiera sus vidas. Sin importar los tiempos, siempre habrá un Cepeda, en que la Argentina resurgirá a pesar de los anhelos de los civilizados en perpetuar la sujeción a esas cadenas de oro tan caras a sus sentimientos. Por mas que los embaucadores como Aguinis se esfuercen en hacer verosímiles mentiras tan atroces, sus aleteos no son suficientes para desprenderse de ese suelo cenagoso de la calumnia. Pero cabe una advertencia al pobre sujeto, por una compasión que no se puede negar a nadie: mas vale que ahorre un poco de ese dinero que esta haciendo, porque las gorditas pronto cambian de gusto, y así no solo “su patria” será pobre, sino también él mismo. Mientras los civilizados se lamentan y aguardan el momento de su posible desquite, los bárbaros seguiremos construyendo una Argentina en que la Libertad sea inherente a todos los hombres y mujeres en su plena acepción, y nunca mas la justificación de unos pocos para los crímenes más execrables.Ricardo Benítezhttp://www.blogger.com/profile/05007161457298980981noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4660368626244152865.post-76148234044644251852009-08-04T15:14:00.000-07:002009-08-13T11:47:26.109-07:00La Ultima ArengaAl General Don Martín Miguel de Guemes,<br />el único general argentino que ha tenido la Gloria<br />de caer en combate, por nuestra Libertad<br /><br />¡Oro y un doctor!, ¡que gran necedad!<br />¿Acaso a un patriota con ello quieren comprar?<br />¿Acaso no oyen a la tierra iracunda bramar?<br />¡Libertad!, ¡Libertad!, ¡Libertad!<br /><br />Soldados de la Patria, hermanos míos,<br />la sangre que mana de las heridas de mi cuerpo,<br />abrazara esta tierra como los mismos ríos.<br />Mas mis oídos no soportan los delirios,<br />de amarga felonía, de aciaga traición,<br />a la cual los infatuados desean arrastrarme.<br />Mi alma seria incapaz de olvidar a los caídos<br />y por su memoria, dispuesto estoy a sucumbir,<br />no una, sino mil veces de ser necesario.<br />El acero podrá rasgar mi carne,<br />pero nunca podrá mellar el espíritu ardiente<br />que mi pecho guardara hasta el final.<br /><br />¡Oro y un doctor!, ¡que gran necedad!<br />¿Acaso a un patriota con ello quieren comprar?<br />¿Acaso no oyen a la tierra iracunda bramar?<br />¡Libertad!, ¡Libertad!, ¡Libertad!<br /><br />Soldados de la Patria, hermanos míos,<br />las huestes de la tiranía ocupan la ciudad,<br />id a ayudarla, sin demorar un minuto más.<br />Cubrid el cielo con el polvo de los cascos,<br />rasgad el viento con el ímpetu de las lanzas,<br />acosad a los invasores hasta en sus sueños.<br />Vuestro General os da su ultima orden,<br />y con ella su aliento y toda su devoción,<br />y una verdad tan esplendente como el Sol:<br />Mas vale bajar digno al sepulcro eterno <br />antes que por un instante el yugo portar.<br />Este hombre partirá, pero la Patria, ¡Vive!.<br /><br />¡Oro y un doctor!, ¡que gran necedad!<br />¿Acaso a un patriota con ello quieren comprar?<br />¿Acaso no oyen a la tierra iracunda bramar?<br />¡Libertad!, ¡Libertad!, ¡Libertad!Ricardo Benítezhttp://www.blogger.com/profile/05007161457298980981noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4660368626244152865.post-11106631743625147532009-04-23T05:01:00.000-07:002009-08-13T11:47:54.620-07:00Significado del Revisionismo HistóricoEl sentido común nos indica que nada sucede de manera fortuita, que un hecho no es mas que un eslabón en una cadena sucesiva de actos realizados por los hombres; y aún más, que pueden devenir en situaciones no previstas en los sueños más absurdos de los iniciadores de cualquier proceso de causas y efectos. De los buscadores de la fortuna fácil, que pretendían obtener el preciado oro a partir de metales innobles y una maraña de invocaciones, fuelles y matraces, llegamos a la concreción de una rama de la ciencia como lo es nuestra moderna Química. Y cuantas veces nos han machacado en las aulas escolares, con la parsimonia tradicional vestida de pulcro blanco, que un italiano bogando en naos españolas tratando de llegar a Catay, se topo en medio del camino con un mundo inmenso y desconocido, y murió finalmente sin conocer al Gran Khan y sin saber de dicha proeza que le daría fama inmortal.<br /><br />Algo semejante, si bien en una dimensión bastante peculiar, podríamos notar en los orígenes del Revisionismo. El fundador de la escuela historiografía argentina, personaje que supo canalizar de manera sumamente inteligente el encanto irresistible que los títulos y demás preseas despiertan en los que buscan sobresalir por sus dotes con la pluma; que cimento su gloria en las propias tintas mas que en las de los otros, intentando convertir su credo político en una verdad indiscutible valiéndose de la objetividad que garantizaban recurrir a documentación (si bien la adecuada, las contradictoria no era sino pasto para las canciones de la chusma ignorante e incivil), culmino su fulgurante carrera de traiciones y crímenes, ¡oh!, excusen mi verba poco acibarada teniendo en cuenta la excelsitud de este prócer para sus sucesores, pero me es imposible ocultar mi aversión mas allá de la órbita pura y abstracta de lo académico, creando el germen de la conocida Academia Nacional de la Historia. Maniobra en verdad brillante, es preciso reconocerlo, no bastaba con adueñarse del presente sino también enseñorearse con el pasado, buscando la ansiada trascendentalidad de la realidad que la generación de los Unificadores había moldeado a su imagen y semejanza. Las leyes podrán cambiarse, no así el sustrato histórico que la sustenta, y si dicho basamento eminentemente subjetivo pudiese ser trastocado para servir de fundamento a las ideas que los ilustrados impusieron a sangre y fuego, cualquier temor que podría abrigarse en el horizonte incierto, no tendría razón de ser. El señor Bartolomé Mitre, emulando a los antiguos faraones, construyo para sí y para su casta, la gigantesca pirámide llamada Historia Oficial, cuya magnificencia bastaría para que esas masas nativas y también las venidas de mas allá de los océanos supieran que el poder de los encumbrados era tal porque así lo dictaban los hados del destino.<br /><br />Pero, ¡siempre hay peros afortunadamente!, las reglas que el pensamiento liberal impuso al estudio de la Historia, fueron llevadas al extremo por un discípulo dilecto que se mostró mas papista que el mismo Papa. El cientifismo de Adolfo Saldias le impedía aborrecer con la recomendable intensidad, todos los hechos acaecidos desde el año 1828. Cuanto gloria se hubiera ganado si estudiaba algún insecto bicorne o daba a luz versos opulentos y vivaces como la clase de la cual era miembro preclaro. Se obstino y recurrió a la documentación desperdigada por los archivos oficiales y particulares, e incluso oso tocar los papeles que el “nefasto” Tirano se había llevado a Inglaterra en vez de los caudales públicos que le hubieran sido bastante mas útiles (liberalmente hablando) en su vejez. Muchas veces la verdad trasluce con maneras casi sarcásticas, y este caso es la confirmación de esta suposición. Un seguidor del maestro Mitre, blasfemaba con tan solo la aplicación inmisericorde de los preceptos inculcados por el mentor, reivindicando la Barbarie con los métodos prístinos de la Ciencia. ¡Cuan consternado debió haberse sentido el padre de la Historia Oficial, al ver que uno de sus sucesores se revelaba contra su dogma sin antes hacerlo contra su método!. En verdad, el Revisionismo nació así, como una burla cruel que los patricios porteños se propinaban a sí mismos. Aunque para evitar que esos desvaríos volvieran a repetirse, nada mejor que engalanar la “Historia” con los atuendos graves y portentosos del institucionalismo. No bastaban con los libros, que apenas al salir a la luz ya eran duramente castigados por la magnifica Historia de la Confederación Argentina de Adolfo Saldias, sino faltaban las sillas, los membretes, las publicaciones oficiales. A la pirámide mitrista le hacia falta una guardia permanente, para evitar las consabidas blasfemias a las cuales se expondría la memoria del Maestro, cuando los hombres penetrasen en sus estancias y las encontraran vacías. A la casta sacerdotal mitrista se les otorgo la propiedad de la Academia, y el poder de fulminar con sus hojas selladas cualquier atisbo de pensamiento que pudiera acabar con la ya resquebrajada deidad.<br /><br />Aunque el Revisionismo pareció haber tomado una de las características del ser al cual despreciaban los civilizados, y se mostró tozudo como un gaucho. Resistiendo y abriéndose paso paulatinamente, propagándose hacia las capas populares irresistiblemente, le otorgo al Pueblo las nociones mas depuradas de aquello que nunca perdió y que siempre mantuvo aunque de una forma sentimental, casi podría decirse que subconsciente. El rigorismo academicista era seguido por los “rebeldes” como por sus pares historiadores entronizados en sus sillas, aunque perseguían fines absolutamente disimiles en sustancia. La búsqueda de la verdad histórica por parte de los revisionistas tenia por fin revitalizar a la misma nacionalidad, que así podría finalmente hallarse en condiciones de hacer por sí misma, su porvenir. En cambio, la Historia Oficial solo quería mantenerse tal cual era, puesto que el mantenimiento del statu quo era y es su fin primordial, siendo depositaria tan solo de fechas y nombres, pero soberana absoluta de los preciosos sellos en que basan su majestad. El Revisionismo entre los años 30s y 70s del siglo pasado, fue uno de los motores de los grandes cambios de la Argentina, siendo un ejemplo de lozanía, vitalidad y empuje sorprendente. En cambio los otros, siempre fueron decrépitos desde la cuna, contentándose con acariciar el báculo, fuente de su preponderancia.<br /><br />Al fin y al cabo, sin desmedro de aparentar simplismo, podría decir que el significado del Revisionismo es la reivindicación de la Argentina misma. Es la reivindicación de la tierra argentina, de sus hombres y de sus ideales, por sobre las falacias absurdas cuyo único asidero real se debe buscar fuera de las fronteras de nuestra Nación. A tal punto se ha demostrado peligrosa a los intereses de la plutocracia heredera del mitrismo político, cuando no histórico, que se la ha intentado combatir recurriendo a foguear uno que otro divisionismo absolutamente infundado y pueril. El icono del revisionismo no puede ser otro mas que el Restaurador de la Leyes, no por algún remanente de soberbia portuaria, sino más acabadamente por estar reunidas en su obra – y en su lucha constante- todas aquellas cuestiones esenciales que necesitaban ser negadas por el liberalismo para erigirse triunfante. Juan Manuel de Rosas es el epitome de la Argentina naciente, joven pero orgullosa y libre, vigorosamente comprendido y secundado por los caudillos de las demás provincias argentinas, junto con el Pueblo en su conjunto, que afirmaron ante el mundo que esta Patria existía por su propia convicción y fuerza.Ricardo Benítezhttp://www.blogger.com/profile/05007161457298980981noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4660368626244152865.post-37246322486670613992009-03-31T03:14:00.000-07:002009-08-13T11:48:15.545-07:00GAUCHO<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg1w0PdNtd8C_H1yhET65BSG1uuaDbC6LzzrNZyPWOCw4D_vYbhdgrspaeU7-tnXqDoHcwVKsint7VE1goP0Bb7hnbSSrARSuDbRL0sIwiRmy_QVE-PLvWuTGKDUxO9mqpcBGz2HPngyzQ/s1600-h/soldadorosas%5B1%5D.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5320001179622256866" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 131px; CURSOR: hand; HEIGHT: 184px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg1w0PdNtd8C_H1yhET65BSG1uuaDbC6LzzrNZyPWOCw4D_vYbhdgrspaeU7-tnXqDoHcwVKsint7VE1goP0Bb7hnbSSrARSuDbRL0sIwiRmy_QVE-PLvWuTGKDUxO9mqpcBGz2HPngyzQ/s320/soldadorosas%5B1%5D.jpg" border="0" /></a><br /><div></div><br /><div>He allí el nombre del hijo dilecto<br />de la Pampa Inmensa y del Cielo Eterno<br />que en las horas de peligro y temor,<br />en que los corazones de tantos el miedo residió,<br />olvidándose de sí, concurrió al llamado de su Madre hermosa,<br />sin importarle la majestad ni la soberbia del enemigo.<br /><br />He allí el nombre del hombre que nunca conoció de amos,<br />que tan solo ante Dios era capaz de doblar la cerviz,<br />motejado por los civilizados de salvaje, bárbaro, matrero.<br />Pero fueron sus brazos los que habían hecho la Independencia,<br />y con un poco de yerba mate, carne asada, un poncho y un facón,<br />sea en Salta, o en Santos Lugares, con igual porfía la defendió.<br /><br />Su sangre sagrada con tanta generosidad regó esta tierra,<br />y bajo el Sol intenso de la Federación, floreció la Libertad<br />fuerte y briosa, como el rocío que la nutrió.<br />En cada página que hizo en la historia de nuestra Patria,<br />se vislumbra que de Pelayo heredo el orgullo, y del Inca la templanza.<br />Cargaban fervorosos a abrazar la muerte si la Victoria no era posible,<br />pues todo era soportable para ellos, menos cargar un yugo.<br /><br />A pesar de toda la oscuridad tejida con tesón,<br />una existencia tan luminosa fue imposible de ocultar,<br />y allí esta aun esa bendita palabra, como sinónimo de bondad,<br />hombría, lealtad y fortaleza, o sea, de Argentinidad.<br />Imposible sería rememorar la gloria que los cubrió,<br />mas estas líneas pretenden ser portadoras de la Verdad,<br />y por ello, bien vale decir, que ni los fortines pudieron con ellos,<br />¡Habría que ser ciego para no verlos marchar aquel 17!<br />Y cuando la artillería derramaba su lluvia mortal,<br />en aquellas jornadas de Prado del Ganso,<br />¡Quién no los escucho arengando altaneros!<br /><br />Mientras haya un argentino en esta tierra<br />que pueda gritar sincero ¡Viva la Patria!,<br />el Gaucho seguirá, porfiado, existiendo.</div>Ricardo Benítezhttp://www.blogger.com/profile/05007161457298980981noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4660368626244152865.post-91067033912247705632009-03-24T15:30:00.000-07:002009-08-13T11:48:39.579-07:00¿Cuándo nace la idea de Federación?<div align="justify">El surgimiento del Federalismo de cuño criollo tiene por artífice indiscutible al Protector de los Pueblos Libres, el gran José Gervasio Artigas. Aunque la idea, si bien bastante restringida en sus alcances, es un tanto anterior a la obra genesiaca del Caudillo Oriental; si observamos el desarrollo de la Revolución del 14 y de Mayo de 1811 en Asunción del Paraguay, allí encontraremos las muestras de una autonomía provincial bastante desarrollada, desde los mismos inicios del proceso.<br />Los recuerdos de la represión de la sublevación comunera por parte de los porteños, y la libre introducción de productos manufacturados autorizada desde 1809 que perjudicaban enormemente las industrias autóctonas, fueron factores determinantes, aunque el primero principalmente en la psique colectiva y el segundo en las proyecciones de los nuevos gobernantes, para mantener una conducta vigilante ante la autoridad que sustituyo la del Virrey.<br />La primera mención de la palabra Federación, aun sin los ribetes sagrados que adquiriría posteriormente al convertirse en sinónimo de Libertad, la encontramos en el Tratado del 12 de Octubre de 1811, celebrado entre la Junta de Asunción, y los representantes de la Junta de Buenos Aires, don Manuel Belgrano y don Vicente Echeverría. Mas precisamente en el Art. 5 de este Tratado, se vislumbran las características que serán inherentes al sistema Federal implantado en las Provincias del Sur, primero por Artigas, y luego por el ilustre Don Juan Manuel de Rosas. Aunque la palabra “Independencia”, debe ser entendida como independencia de un gobierno con respecto al otro, esto es, la Autonomía.<br />La idea de la Federación empieza a gestarse desde los mismos albores del proceso independentista americano, como respuesta a los anhelos de autentica libertad de cada uno de los pueblos que formaron parte de los dominios españoles. Y para comprender mejor el significado de la Confederación Argentina, nada mejor que reproducir íntegramente el primer instrumento donde los rayos de la alborada federal son visibles.<br /><br /><a name="Tratado"><strong>Tratado</strong></a><strong> de Límites entre las Juntas Gubernativas </strong><strong> de Buenos Aires y del Paraguay<br /></strong></div><div align="justify"><strong>12 de octubre de 1811 </strong></div><div align="justify"><strong><br /></div></strong>La Junta Superior Gubernativa de esta Provincia a todos sus habitantes<br /><br />Si el buen éxito de nuestros primeros sacrificios, cuando dirigimos nuestros pasos a la mansión deliciosa de la Libertad, es bastante motivo de gloria y satisfacción; éste debe crecer a medida que se alienta nuestra esperanza con la proporción para nuevas empresas. Parece que una especial Providencia nos ha favorecido hasta aquí en todas resoluciones; y si en los sucesos pasados podemos fundar alguna conjetura de los futuros; bien podemos decir que ya no estamos distantes de ver el colmo de nuestra felicidad. La revolución gloriosa con que recobramos nuestra dignidad primitiva haciéndonos superiores a los peligros y obstáculos, que intentó oponer el despotismo: excitará siempre la más tierna memoria y placer aún en las almas menos sensibles; pero ciertamente no podrá hacer menos el recuerdo de nuestra feliz unión y reconciliación con la insigne Ciudad y Provincia de Buenos Aires. Ya con otro bando se manifestó al público este grande acontecimiento digno de los mayores aplausos por todas sus circunstancias. Reconocida nuestra independencia, aún restaba concordar sobre otros puntos menos esenciales a la verdad, pero de no poca importancia y consideración por sus consecuencias. Esta negociación se ha terminado felizmente a nuestra entera satisfacción, y la Excelentísima Junta de Buenos Aires por medio de sus ilustres Representantes enviados a esta Ciudad acaba de darnos en esta conclusión una nueva prueba y la más brillante de la rectitud de sus determinaciones y de las ideas benéficas y liberales de que se halla poseído con respecto a esta Provincia. El Gobierno que por la obligación que le impone su ministerio ha tomado siempre el mayor interés no sólo en sostener los justos derechos de la Provincia, más también en todo cuanto concierne a la prosperidad común y particular de todos sus moradores, tiene hoy la mayor complacencia en comunicar al público este último tratado arreglado y concluido en la forma siguiente:<br />Los infrascriptos Presidente y Vocales de la Junta de esta Ciudad de la Asunción del Paraguay, y los Representantes de la Excma. Junta establecida en Buenos Aires, y asociada de Diputados del Río de la Plata, habiendo sido enviados con plenos poderes con el objeto de acordar las providencias convenientes a la unión y común felicidad de ambas Provincias y demás confederadas, y a consolidar el sistema de nuestra regeneración política, teniendo al mismo tiempo presentes las comunicaciones hechas por parte de esta Provincia del Paraguay en veinte de Julio último a la citada Exma. Junta, y las ideas benéficas y liberales, que animan a esta conducida siempre de sus constantes principios de Justicia, de equidad, y de igualdad, manifestados en su contestación oficial de veinte y ocho de Agosto siguiente: hemos convenido y concordado después de una detenida reflexión en los artículo siguientes:<br /><strong>Artículo 1°</strong>. Hallándose esta Provincia del Paraguay en urgente necesidad de auxilios para mantener una fuerza efectiva y respetable para su seguridad, y para poder rechazar, y hacer frente a las maquinaciones de todo enemigo interior, o exterior de nuestro sistema: Convenimos unánimemente en que el Tabaco de Real Hacienda existente en esta misma provincia se venda de cuenta de ella y sus productos se inviertan en aquel sagrado objeto, y otro de su analogía al prudente arbitrio de la propia Junta de esta Ciudad de la Asunción, quedando como efectivamente queda extinguido el estanco de esta especie y consiguientemente de libre comercio para lo sucesivo.<br /><strong>Artículo 2°.</strong> Que así mismo el peso de Cisa y Arbitrio que anteriormente se pagaba en la Ciudad de Buenos Aires por cada tercio de yerba que se extraía de esta Provincia del Paraguay, se cobre en adelante en esta misma Ciudad de la Asunción con aplicación precisa a los mismos objetos indicados; y para que esta determinación tenga en adelante el debido efecto se harán oportunamente las prevenciones convenientes, en la inteligencia de que sin perjuicio de los derechos de esta Provincia del Paraguay, podrá para los mismos fines establecerse por la Excma. Junta algún moderado impuesto a la introducción de sus frutos en Buenos Aires siempre que una urgente necesidad lo exija.<br /><strong>Artículo 3°.</strong> Considerando que a más de ser regular y justo que el derecho de Alcabalas se satisfaga en el lugar de la venta donde se adeuda: no se cobra en esta Provincia Alcabala alguna del expendio que en la de Buenos Aires ha de hacerse de los efectos o frutos que se exportasen de esta de la Asunción. Tampoco en lo sucesivo se cobrará anticipadamente Alcabala alguna en dicha Ciudad de Buenos Aires, y demás de su comprehensión por razón de las ventas que en esta del Paraguay deben efectuarse de cualesquiera efectos que se conducen o se remiten a ella, entendiéndose con la calidad de que sin perjuicio de los derechos de esta Provincia podrá arreglarse este punto en el Congreso.<br /><strong>Artículo 4°</strong>. A fin de precaver en cuanto sea posible toda desavenencia entre los Moradores de una y otra Provincia con motivo de la diferencia ocurrida sobre la pertenencia del Partido nombrado de Pedro González que se halla situado en esta banda del Paraná: continuará por ahora en la misma forma que actualmente se halla, en cuya virtud se encargará al Cura de las Ensenadas de la Ciudad de Corrientes no haga novedad alguna, ni se ingiera en lo espiritual de dicho partido, en la inteligencia de que en Buenos Aires se acordará con el Ilmo. Señor Obispo lo conveniente al cumplimiento de esta disposición interina, hasta tanto que con más conocimiento se establezca en el Congreso General la demarcación fija de de ambas provincias hacia ese costado, debiendo en lo demás quedar también por ahora los límites de esta Provincia del Paraguay, en la forma en que actualmente se hallan, encargándose consiguientemente su Gobierno de custodiar el Departamento de Candelaria.<br /><strong>Artículo 5°</strong>. Por consecuencia de la Independencia en que queda esta Provincia del Paraguay de la de Buenos Aires conforme a lo convenido en la citada contestación oficial del 28 de agosto último: Tampoco la mencionada Exma. Junta pondrá reparo en el cumplimiento y ejecución de las demás deliberaciones tomadas por esta del Paraguay en Junta General conforme a las Declaraciones del presente Tratado. <strong><em>Y bajo de estos artículos deseando ambas partes contratantes estrechar más y más los vínculos y empeños que unen, y deben unir ambas Provincias en una federación y alianza indisoluble, se obliga cada una por la suya no solo a conservar y cultivar una sincera, sólida y perpetua amistad, sino también de auxiliarse y cooperar mutua y eficazmente con todo género de auxilios según permitan las circunstancias de cada una, toda vez que lo demande el sagrado fin de aniquilar y destruir cualquier Enemigo que intente oponerse a los progresos de nuestra justa Causa, y común Libertad</em></strong>; en fe de todo lo cual con las más sinceras protestas de que estos estrechos vínculos unirán siempre en dulce confraternidad a esta Provincia del Paraguay, y las demás del Río de la Plata, haciendo a este efecto entrega de los poderes insinuados, firmamos esta Acta por duplicado con los respectivos Secretarios, para que cada parte conserve la suya a los fines consiguientes. Fechado en esta Ciudad de la Asunción del Paraguay a doce de octubre de mil ochocientos once.<br /><br />Fulgencio Yegros – Doctor José Gaspar de Francia – Manuel Belgrano – Pedro Juan Cavallero – Doctor Vicente Anastacio de Echevarría – Fernando de la Mora, vocal secretario – Pedro Feliciano de Cavia, secretario.<br /><br /><a name="adicional"></a><a href="http://www.galeon.com/Documents%20and%20Settings/Hector/Configuración%20local/Archivos%20temporales%20de%20Internet/Content.IE5/5SU34NF7/[1].htm#Artículo">ARTÍCULO ADICIONAL</a><br />AL TRATADO DE 12 DE OCTUBRE DE 1811 ENTRE LA JUNTA GUBERNATIVA DEL PARAGUAY Y LA DE BUENOS AIRES<br />Aunque por el Artículo segundo del Tratado, concluido y firmado este día, se dispone que la Exma. Junta podrá establecer algún moderado impuesto, en caso urgente, a la introducción de los frutos de esta Provincia del Paraguay en Buenos Aires; declaramos, conforme a lo convenido, al propio tiempo que esta imposición haya de ser un real y medio por tercio de yerba, y otro real y medio por arroba de Tabaco, y no más, hasta tanto que en el Congreso General de las Provincias, sin perjuicios de los derechos de esta del Paraguay, se arregle la imposición que por razón de dicha entrada deba pertenecer en lo sucesivo, debiendo esta declaración tener la misma fuerza, vigor y cumplimiento que los demás artículos del enunciado tratado. Y para que conste firmamos por separado (Artículo separado) en la Asunción del Paraguay a doce de Octubre de mil ochocientos once.<br />Fulgencio Yegros – Doctor José Gaspar de Francia – Manuel Belgrano – Pedro Juan Cavallero – Doctor Vicente Anastacio de Echevarría – Fernando de la Mora, Vocal secretario – Pedro Feliciano de Cavia, Secretario.<br /><br /><strong>Fuente:</strong> Biblioteca de Mayo, Tomo 14, "Guerra de la Independencia", pp. 12.563/12.565. Edición Senado de la Nación, Buenos Aires, 1963.Ricardo Benítezhttp://www.blogger.com/profile/05007161457298980981noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-4660368626244152865.post-29120278402159928722009-03-10T19:35:00.000-07:002009-08-13T11:48:58.706-07:00Del Futuro(Extracto de un discurso pronunciado en la UNLaM el 28/10/2007)<br /><br /><br />Tantas cosas pueden ser evocadas en tan pocas palabras. El futuro configura a veces una promesa, otras una posibilidad, tal vez una alegoría, pero pocos podrían afirmar que es una certeza despojada de toda incertidumbre. Cuando los jóvenes empezamos a pensar en el futuro, ¿que es aquello que salta primeramente a nuestra imaginación?, nuestras cabezas pobladas de canas, tal vez. En las dimensiones mas individuales, por ende mas pequeñas y limitadas a pocas décadas, esto seria lo natural, puesto que cada uno esta conciente de su finitud y de aquello que conlleva alejarse del mediodía existencial. Pero, como sería pensar en el futuro, desde esa perspectiva absoluta, en la que los nombres de los individuos se disuelven para conformar una entidad mucho mayor, cuando dejamos de tener en cuenta la sucesión de los días y semanas, y las realidades son contadas en medidas de lustros, décadas, de siglos.<br />En pocas palabras, ¿Cómo la misma Argentina, piensa en su futuro?.<br />Falta tan poco para que sea celebrado el Segundo Centenario. En aquellos tiempos pretéritos, en los cuales el peso de la infamia podía percibirse en el aire mismo, nuestros padres no tenían ante sus ojos siquiera un espejismo de lo que podría llegar a ser esa tierra sobre la que sus pies se apoyaban, aunque estaban concientes de lo que seria si sus actos reflejaban flaqueza. Tal vez solo barro, o piedra tosca, quizá mármol, nacerían de sus hechos. Pero fuese lo mas suntuoso o simple, no podría ser hermoso si no tuviere la bendición de la Libertad. Y dicha bendición, solo es dable si a la Divinidad le son ofrecidas los despojos infames de las cadenas destrozadas. Y ciertamente nuestros padres, hicieron esas ofrendas, aunque debieran también entregar sus vidas en ese holocausto en pos de un mañana. De un futuro tal vez duro, pero siendo libre, siendo de sus hijos, tan bello...<br />Ciertamente pocas son las naciones que pueden arrogarse los prístinos laureles que engalanan a sus grandes hijos. ¿Qué fue aquello que impulso a tantos hombres, a transponer las fronteras de roca, a las infinitas soledades del agua?. Los estandartes de los libres, en que se ven el radiante Sol del sur; han ondeado vigorosos en lo mas alto de las fortalezas inexpugnables, en que se cimentaban los anhelos de eternidad de la Tiranía, se ha reflejado en los mares de cada confín del orbe, en los que otrora el despotismo se creía seguro. De los labios de los hijos de esta noble tierra, pueblos enteros han oído esa sacra palabra.<br />Quienes pueden levantar su voz, y proclamar a los cuatro vientos sin temor alguno; que por ella han caído desde el tosco soldado, nacido en los llanos, hasta el general cuyo linaje asciende a generaciones incontables; ambos hermanados en el combate, ambos ya iguales en su dignidad. ¡Obstinada prole!, desafiando las distancias y el candente acero, avanzando imparables sin importarles el retorno, exhalando su ultimo aliento pensando tal vez en el futuro de sus hijos. ¡Bravos americanos!, sembrando con su propia sangre lejanas tierras, para que en ellas se irguiesen portentosas, las esplendentes mieses de la Libertad.<br />¿Por que?. Estando nosotros aquí, ¿acaso hace falta respuesta más elocuente que tan solo vernos entre nosotros?.<br />Nunca faltaran quienes consideren que el sacrificio elevadísimo de nuestros magnos padres, fue inicuo. No faltaran quienes aseveren que el futuro por los que ellos dieron la vida a cambio, ha perecido. Pero a pesar de las vicisitudes por las cuales esta Nación ha atravesado, aquellas duras pruebas que signaron a generaciones enteras, no han podido acabar con esa esperanza nacida hace casi dos siglos. Los hijos de esta gran nación pueden gritar al mundo entero: ¡aquí estamos!. ¡Estamos!, los que quebrantamos el Callao; ¡estamos!, los que vencimos flotas invictas; ¡estamos!, los que miraron a los poderes mas grandes de la historia y los retamos.<br />Aquí estamos, hablando del futuro, sumergiéndonos en el pasado. Contradictorio de alguna manera, si se considera que el pasado y el futuro se contraponen y se excluyen. Pero acaso, ¿no somos un futuro cierto, para aquellos que nos precedieron?. Así, para intentar comprender lo que nos depara el devenir, no es tan descabellada esta vía.<br />Aprendamos del ejemplo de nuestros ilustres padres, mantengámonos siempre altivos, pues somos hijos de la misma Madre que engendro a tantos héroes. Firmes en los principios que son lábaro indiscutible de la grandeza y la virtud. Sapientes de los hechos de nuestros antepasados, procuremos emular la entereza desde todos los sitiales de nuestra vida, desde el más humilde al más enaltecido, porque todos son nobles al ser libres. Ya no es necesario empuñar los armas, pero ahora es más necesario que nunca empuñar fuertemente los ideales que emanan de las letras brillantes escritas por nuestros mayores.<br />Que en el siguiente Centenario, el Tercero, aquellos que lo celebren tengan más motivos para enaltecer a su Patria que los que ahora tenemos, que no necesiten remontarse demasiado para encontrar motivos de inspiración para sus faenas y sus vidas. Que sus corazones palpiten con mayor intensidad, al saberse hijos de la Argentina.<br />La incertidumbre puede ser grande, como oscura puede ser la noche. Pero nunca habrá penumbra tan intensa que devore la misma luz de la alborada. Podrá ser largo el reinado de las sombras , pero siempre acaba.<br />Seamos obstinados y altivos, que el sol que vean nuestros hijos sea más radiante que ninguno. Así saldaremos la deuda enorme que tenemos con nuestros padres; y nuestro andar sobre esta tierra, no habrá sido en vano.Ricardo Benítezhttp://www.blogger.com/profile/05007161457298980981noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4660368626244152865.post-44955050588971749782009-02-19T23:18:00.000-08:002009-08-13T11:49:16.933-07:00Aquel Marzo...<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhk1vg6zCeU1DE7JiHKVazeK7o_jSHoJRNGziqRbl5MJXEpTsBGq70CaBllSmo62PqkQCdVQ8Yr_LnczVrqnMoIXvF3GQRhBLELG55b54-onUxfyFilyeqvUIepQEqYu3ZvQJsh7JYArD4/s1600-h/Don%2520Juan%2520Manuel%2520de%2520Rosas%2520II.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5304776308817613522" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 227px; CURSOR: hand; HEIGHT: 271px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhk1vg6zCeU1DE7JiHKVazeK7o_jSHoJRNGziqRbl5MJXEpTsBGq70CaBllSmo62PqkQCdVQ8Yr_LnczVrqnMoIXvF3GQRhBLELG55b54-onUxfyFilyeqvUIepQEqYu3ZvQJsh7JYArD4/s320/Don%2520Juan%2520Manuel%2520de%2520Rosas%2520II.jpg" border="0" /></a> <div></div><div></div><div></div><div></div><div></div><br /><div>Rápido llegaron las nuevas de la Europa<br />Más una en demasía alegro a los usurpadores;<br />¡Ha muerto el Tirano!, vociferaban altaneros.<br />Pero si lo dicen ellos, yo no les creo.<br /></div><br /><div>¿Ha cerrado los ojos, Señor?<br />¿Duerme Usted, Restaurador?<br /></div><br /><div>Dicen que murió en medio de la peor pobreza<br />¡Cuan tontos son los porteños! ¡Discúlpelos Señor!<br />¿Acaso todas las riquezas del mundo podrían compararse<br />a esa joya hermosa, el sable del Libertador?<br />Sus manos ajadas por el trajinar diario,<br />¿no son testimonio fiel de su orgullo bravo?<br />Con ochenta y tantos años encima<br />¡Y sin embargo trabajando!<br /></div><br /><div>Dicen que Usted ya no esta,<br />¡Pero si aun puedo verlo!<br />Allá se extiende su piel,<br />en la infinidad de las pampas;<br />si quiero tocar su pecho,<br />solo debo posar una mano en los Andes.<br />Y en cada recodo del Paraná,<br />¡escucho con estridencia sus latidos!<br />¿Y quien no siente su aliento,<br />viajando en el Zonda y el Pampero?<br /></div><br /><div>Ha vencido, Don Juan Manuel, nuevamente.<br />Ya las felonías no lo pueden tocar,<br />pero no ha muerto, tan solo esta dormido,<br />esperando el momento adecuado,<br />en la espesura del monte,<br />entre nuestros paisanos.<br /></div><br /><div>Usted es Eterno, Don Juan Manuel de Rosas,<br />como la Patria por la que todo lo dio, sin pedir nada,<br />por mas que los doctos sumen infamia a mas infamia,<br />allí estará su brazo fuerte, esplendente como los cañones de Obligado,<br />señalando el Camino de la Grandeza, de la Libertad y el Honor.<br /></div><br /><div>¡Aquí lo aguardan sus Colorados!<br /></div><br /><div>¡Viva nuestro Restaurador!</div>Ricardo Benítezhttp://www.blogger.com/profile/05007161457298980981noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4660368626244152865.post-7288001122668051302009-02-06T06:36:00.000-08:002009-08-13T11:49:39.309-07:00Martiniano Chilavert<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg2Vn4S3-ODn35crBPu2cHmP2L74zpeyxjW_0A7cT-5swpaZWJdL-UAQUfN4nQz8GpY-09Pnh0jn0zrEbJHE_cN8L1L7Qbl2-_D1f3kec2Rhj9QjO1Bd-UUQPnoBHJF4YambMwqJ6Kcu7g/s1600-h/200px-Martiniano_Chilavert.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5299694937354221714" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 200px; CURSOR: hand; HEIGHT: 217px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg2Vn4S3-ODn35crBPu2cHmP2L74zpeyxjW_0A7cT-5swpaZWJdL-UAQUfN4nQz8GpY-09Pnh0jn0zrEbJHE_cN8L1L7Qbl2-_D1f3kec2Rhj9QjO1Bd-UUQPnoBHJF4YambMwqJ6Kcu7g/s320/200px-Martiniano_Chilavert.jpg" border="0" /></a><br /><div></div><br /><div align="center"><strong>El mártir de Caseros</strong></div><br /><div><br /><strong>Introducción.</strong></div><br /><div></div><br /><div>El 3 de febrero de 1852, Día aciago para la América toda como bien lo sabemos, las alas del ejército federal son batidas sin mucho esfuerzo por las aguerridas y bien armadas tropas urquicistas, y pronto se desbandan en completo desorden. Pero el centro resiste porfiadamente, su artillería no se detiene a pesar de que la contienda ya estaba decidida. Puesto que en frente suyo, las fuerzas imperiales marchan a su encuentro, desplegando sus estandartes coronados, y esto será motivo suficiente para continuar ante todo. ¡Las falanges esclavistas no deben avanzar mas!; ¡No es posible olvidar Ituzaingo!; seguramente bramaba el valeroso espíritu del coronel Chilavert, mientras mandaba colectar las municiones enemigas esparcidas rededor suyo, y luego hasta las piedras, para proseguir con el fuego, cuando sus balas habianse acabado; mas no su heroísmo.<br /><br /><strong>El joven que gustaba de las matemáticas.<br />El Soldado. El Unitario.</strong></div><br /><div>Nace en Buenos Aires en el año 1801, hijo del capitán Don Francisco Chilavert, si bien en pocos años su familia volverá a España. Inicia sus estudios en Europa, mostrando gran inclinación hacia las matemáticas, que lo llevara a elegir la Ingeniería posteriormente.<br />Vuelve en 1812 a estas tierras, en la fragata George Canning, la misma embarcación que traía a José de San Martín, entre otros ilustres personajes que harán un aporte fundamental a la causa emancipadora. Aquí proseguirá su labor de preparación, dando énfasis particular a los números, que son su predilección.<br />Cuando alcanza la edad adecuada, se incorpora al ejército, sirviendo en el regimiento de Granaderos de Infantería. Siempre se mostró leal hacia Carlos María de Alvear, llegando a ayudarle en el 20, en su intento de apoderarse del gobierno de Buenos Aires, el cual fracasa estrepitosamente. En los vaivenes de ese año tan caótico, marchas y contramarchas le harán ver su país de una manera mas profunda. Acaba siendo prisionero de Dorrego.<br />Obtiene la baja del ejército en 1821, bajo el gobierno de Martín Rodríguez, el cual había emergido del caos del año 20 con la asistencia de uno joven hacendado llamado Juan Manuel de Rosas. Oportunidad espléndida para proseguir con sus estudios, ya que el orden se había restaurado. Llega a ser ayudante en la cátedra de matemáticas de Felipe Senillosa. Obtiene el titulo de Ingeniero en el año 1824.<br />Mas los acontecimientos se precipitan nuevamente. Un puñado de hombres se lanza a una cruzada de libertad y de honor, al otro lado del Río de la Plata. Y declaran la reincorporación de la Banda Oriental al seno de su Patria autentica. El Imperio del Brasil declara la guerra a las Provincias del Sur. Chilavert acude al llamado del deber, y se enlista para combatir la felonía extranjera. En 1826, asciende a capitán en el Regimiento de artillería ligera. Y en el campo de gloria de Ituzaingo, recibe el ascenso a Sargento Mayor. Sigue combatiendo, esta vez a las órdenes de Rivera, hasta que en 1828 recibe la noticia del acuerdo de paz. Retorna, con esa amargura que solo el saberse víctima de una traición puede provocar. Aunque se equivoca, porque no ha sido Dorrego el responsable de ese desenlace bochornoso. Mas, infatuado, se une a Lavalle, y con el se refugia en el Uruguay tras la derrota. Su espíritu fogoso seguirá activo, asistiendo incluso en las intentonas de Ricardo López Jordán (padre).<br />Finalmente, se retira del trajín de los combates y conspiraciones. Esto durara hasta 1836, cuando se pliega a Fructuoso Rivera en su revolución contra el presidente Oribe, quien le dará el grado de Coronel en su ejército insurrecto.<br />Sobreviene la postrer intervención de Lavalle en la Confederación, con la intitulada "Expedición Libertadora", a la cual se pliega nuestro personaje. Mas, no tarda en hartarse de los desmanejos de la "Espada sin Cabeza", sensación acrecentada cuando diose cuenta que el "Libertador" cifraba sus esperanzas en las tropas que pudieran desembarcar los franceses (en conflicto con la Confederación) y no en el levantamiento del "pueblo oprimido" por el gobernador Rosas. Decide volver junto a Rivera.<br />Mal les va a los unitarios. Todos sus movimientos fracasan y las derrotas se suceden. Lavalle muere en extrañas circunstancias. El resto de los líderes pasa nuevamente al exilio. Manuel Oribe, que había sido desposeído del poder por Rivera en 1838, tras conjurar el unitarismo en territorio de la Confederación, cruza hacia la Banda Oriental con un ejército formidable, que en poco tiempo se adueñara de todo el país, salvo la ciudad de Montevideo.<br />El llamado "Sitio Grande" inicia. Los federales argentinos y los blancos uruguayos actúan como lo que son, la fuerza pura de estas tierras libres, y ambos concurren a erigir un cerco en torno a Montevideo, último reducto del Unitarismo-Riverismo. La plaza resiste gracias al auxilio constante de las potencias extranjeras. Las legiones francesas e italianas sostienen con sus aceros al régimen de Rivera. Allí estará Chilavert, siendo nombrado jefe de la artillería de la ciudad, por el general Paz.<br />En la ciudad sitiada, bullen las intrigas políticas tendientes a acabar con el régimen establecido al otro lado del Río de la Plata. Escuchando las variables que proponían los lideres para terminar con su odiado enemigo, observo Chilavert que en cada una de ellas la extinción de la misma nacionalidad era tomada como algo necesario, inclusive intrascendente. ¡Que importa la Patria, mientras triunfen los principios!, predicaban en su lenguaje sutil los doctos exiliados. A pesar de sus protestas airadas, Rivera, sonriente, solo atinara a espetarle que "eran cosas de la diplomacia".<br />La duda asaltara día a día a nuestro héroe. Y una ira no disimulada ante las maniobras arteras y antinacionales que son llevadas a cabo con tanta naturalidad por los políticos, le llevara a discusiones cada vez más álgidas con sus compañeros de causa. ¿Pero cual era la "causa" que los unía?, ¿la de la Libertad?, pero si esta era comprada con el oro extranjero, ¿no era una condición aun mas vil?.<br />Al fin y al cabo lo arrestaron, pero logro evadirse y escapo al Brasil. Estando allí, enterose de sucesos cuyo escenario era el poderoso Paraná, en que las lanzas y cañones que se acordaban del pasado español, habían cerrado el paso a la prepotencia de las naciones mas poderosas del orbe, en que un puñado de gauchos bañados por proyectiles y cohetes extranjeros, se cubrieron de una gloria sin igual, y no retrocedieron sino hasta que no les quedaron mas balas que utilizar. Ese 20 de Noviembre, el llamado de la Patria llego a lo profundo del alma de nuestro héroe.<br /><br /><strong>La Redención.</strong></div><div><strong></strong><br />El estruendo de los cañones de Obligado no solo corto el viento calmo que corría sobre el Paraná, sino que retumbo en el corazón de todos los hombres, de un extremo a otro de las Américas. Para algunos fue motivo de alegría, pues creían en su locura, que esas cadenas rotas anunciaban la caída del “tirano” Rosas. Pero la mayoría, sabía que aquel hecho representaba un llamado inextinguible, en donde el orgullo y la ira debían concurrir, esplendentes como el mismo sol en su apogeo.<br />Dejemos que nuestro héroe nos diga lo que lo motivo a abandonar aquellos ideales a los que sirvió por tanto tiempo. Y no hay mejor forma de hacerlo, que mediante la carta que escribió al General Manuel Oribe, en mayo de 1846, la cual transcribimos a continuación:<br /><br />“En todas las posiciones en que el destino me ha colocado, el amor a mi país ha sido el sentimiento más enérgico de mi corazón. Su honor y su dignidad me merecen religioso respeto. Considero el más espantoso crimen llevar contra él las armas del extranjero. Vergüenza y oprobio recogerá el que así proceda; y en su conciencia llevará eternamente un acusador implacable que sin cesar le repetirá: ¡traidor! ¡traidor! ¡traidor!Conducido por estas convicciones me reputé desligado del partido al que servía, tan luego como la intervención binaria de la Inglaterra y de la Francia se realizó en los negocios del Plata...Me impuse de las ultrajantes condiciones a que pretenden sujetar a mi país los poderosos interventores, y del modo inicuo como se había tomado su escuadra. Vi también propagadas doctrinas a las que deben sacrificarse el honor y el porvenir de mi país. La disolución misma de su nacionalidad se establece como principio. El cañon de Obligado contestó a tan insolentes provocaciones. Su estruendo resonó en mi corazón. Desde ese instante un solo deseo me anima: el de servir a mi patria en esta lucha de justicia y de gloria para ella. Todos los recuerdos de nuestra inmortal revolución, en que fui formado, se agolpan. Si, es mi patria...anunciándose al mundo por esta verdad: existo por mi propia fuerza. Irritada ahora por injustas ofensas acredita que podrá quizás ser vencida, pero que dejará por trofeos una tumba, flotando en un océano de sangre y alumbrada por las llamas de sus lares incendiados.Lo felicito por su heroica resolución, y oro por la conservación del gobierno que tan dignamente la representa, y para que lo colme del espíritu de sabiduría.Al ofrecer al gobierno de mi país mis débiles servicios por la benévola mediación de V.E., nada me reservo. Lo único que pido es que se me conceda el más completo y silencioso olvido sobre lo pasado.”<br /><br />Chilavert, que durante años había servido a personeros de la anti-patria como Lavalle y Rivera, demostrara que la redención es posible a pesar de todo. Fue testigo de las maquinaciones de la Pérfida y Nefasta Albión. Mas la batalla de la Vuelta de Obligado fue para él una autentica catarsis. Había despertado finalmente. Rosas y las lanzas federales se presentaron ante sus ojos como lo que eran realmente: Espíritu y Brazo de una Patria que se negaba a postrarse ante nadie.<br />El destellar altanero de las baterías de Mansilla le hizo vislumbrar la verdad.<br />Desde ese instante, iniciaba el camino de su redención.<br /><br /><strong>El Retorno a la Patria.</strong></div><div><br />Volverá en el año 1847. Y Rosas, confiando en la palabra de honor de Chilavert, y sapiente de las dotes de eximio artillero, le confía el mando de un cuerpo de artillería. Demostrara que las expectativas puestas en el no eran infundadas, y formara de la mejor manera a los artilleros federales. Aunque no tendrá oportunidad de mostrarse en acción contra las escuadras interventoras, cuyos bríos otrora inmensos han trocado trascendentalmente ante la audaz resistencia criolla. Ya lo imaginamos cerca de la costa, oyendo con sin igual delectación y orgullo, las salvas que ofrendan como desagravio al pabellón argentino, los ingleses y franceses por igual.<br />Muere el Gran Capitán en 1850. El luto cubre la América entera. Pero el año siguiente, una fatalidad aun peor cambiara los destinos de nuestra Patria, y dejara en su ser un sello imborrable. Urquiza, traiciona la causa de la libertad y del orgullo, y se pasa al bando unitario y brasileño.<br />Todo se precipita en el desconcierto. El comandante de la evidente guerra contra el Imperio Esclavista, había defeccionado de la peor manera posible. Todos los armamentos que el mismo Rosas le había enviado para la cruzada contra el único trono asentado en el continente, los utilizo a favor del enemigo declarado.<br />Un enemigo de todo lo que oliera a nacional, nos da un retrato fiel de las motivaciones del General Justo José de Urquiza:<br /><br />“Se me caía la cara de vergüenza al oírle a aquel Enviado (El de Brasil) referir la irritante escena, y los comentarios: "¡Sí, los millones con que hemos tenido que comprarlo para derrocar a Rosas! Todavía después de entrar a Buenos Aires quería que le diese los cien mil duros mensuales, mientras oscurecía el brillo de nuestras armas en Monte Caseros para atribuirse él solo los honores de la victoria."<br /><br />Y no hay nadie que pueda acusar a Domingo Faustino Sarmiento de rosista. El escribió estas líneas en su carta de Yungay, el 13 de octubre de 1852.<br /><br />La excusa falaz de Constitución caía por su propio peso. Pero para el pueblo, para los que habían conquistado la libertad en las guerras contra España, y la reafirmaron ante la Francia, ante el Imperio y la Albión nefasta, todo era evidente.<br /><br />"Las gentes de las campañas no veían más que el hecho inaudito de la invasión del Imperio del Brasil y rodeaban a Rosas en quien personificaban la salvación de la patria.”(Adolfo Saldías, Historia de la Confederación Argentina.t.III.p.345.Eudeba.Bs.As.1978)<br /><br />Había que detener al traidor de Urquiza a como diera lugar. Otro nuevo ejército debía ser erigido, para defender a la Federación en este trance quizá fatal. A muchos les gano el desaliento, puesto que se les venia un ejercito portentoso: veteranos de Entre Ríos y Corrientes, mas las tropas de Oribe, junto con las falanges imperiales.<br />Chilavert, encontró las palabras de aliento adecuadas. Si la Patria cae, lo hará con una gloria que oscurezca eternamente la memoria de los vencedores.<br /><br />"La suerte de las armas - dijo - es variable como los vuelos de la felicidad que el viento de un minuto lleva del lado que menos se pensó. Si vencemos, entonces yo me hago el eco de mis compañeros de armas para pedirle al general Rozas que emprenda inmediatamente la organización constitucional. Si somos vencidos, nada pediré al vencedor; que soy suficientemente orgulloso para creer que él pueda darme gloria mayor que la que puedo darme yo mismo, rindiendo mi último aliento bajo la bandera a cuya honra me consagré desde niño.”<br /><br />En la celebre junta de jefes del 2 de febrero de 1852, la opinión de Chilavert es la mas lucida y enérgica. El General Pacheco se sumerge en un estado de inacción total, y el mismo gobernador de Buenos Aires guiara a sus tropas a la batalla. La razón estaba del lado de nuestro héroe, a la luz de lo que sucedió aquel aciago día 3 de febrero, y nuevamente le damos la palabra, pues nadie como el será capaz de explicarlo todo debidamente:<br /><br />"Pienso que no debemos aceptar la batalla de mañana como tendrá que suceder si nos quedamos aquí, que, por el contrario nuestras infanterías y artillerías se retiren rápidamente esta misma noche a cubrir la línea de la ciudad, tomando las posiciones convenientes; que, simultáneamente, nuestras caballerías en numero de 10.000 hombres salgan por la línea del norte hasta la altura de Arrecifes y comiencen a maniobrar a retaguardia del enemigo, corriéndose una buena división hacia el sur para engrosarse con las fuerzas de este departamento, y manteniendo la comunicación con las vías donde pueden llegarnos refuerzos del interior. Es obvio que el enemigo no tomará por asalto la ciudad de Buenos Aires ni cuenta con los recursos necesarios para intentarlo con probabilidades serias, ni los brasileros consentirían en marchar a un sacrificio seguro. Y entonces una de dos: o el enemigo avanza y pone sitio a la ciudad, o retrocede hacia la costa norte a dominar esta línea de sus comunicaciones y en busca de sus reservas estacionadas en la costa oriental. En el primer caso militan con mayor fuerza las causas que deben destruirlo irremisiblemente. En el segundo caso, nosotros quedamos mucho mejor habilitados que ahora para batirlo en marcha y en combinación con nuestras gruesas columnas de caballería a las que podremos colocar ventajosamente. Y en el peor de los casos, no somos nosotros sino el enemigo quien pierde con la operación que propongo, pues para nosotros los días que transcurren nos refuerzan y a él lo debilitan”<br />(Adolfo Saldias. Historia de la Confederación Argentina. t.III.p.348. Eudeba.Bs.As.1978)<br />Tal vez, si hubiera sido escuchado, la Confederación aun existiría para gloria y felicidad de sus hijos.<br /><br /><strong>Caseros.<br /></strong><br />Acaeció la batalla final, en que la Traición y la Patria, representadas por Urquiza y por Rosas, decidirían el destino de estas tierras, y por ende, de nuestra América.<br />Las bisoñas fuerzas rosistas, poco pudieron contra un enemigo tan numeroso, aguerrido y equipado. Pero si la Santa Federación caía, lo debía hacer con gloria. Y así lo hizo.<br />En centro federal resistió gracias a la artillería que comandaba Chilavert, cuyas andanadas impedían avanzar a las líneas imperiales. Como bien lo indicamos en la introducción, el honor cubrió con sus alas a esos bravos artilleros.<br />Cuando finalmente todo estaba perdido, el Coronel se puso a fumar un cigarro, apoyado en uno de sus cañones. No intento escapar, y se entrego al Coronel Virasoro, aunque el primero en divisarlo fue otro, un capitán, que fue amenazado con perder la cabeza de un pistoletazo si intentaba sacarle sus armas, puesto que se las entregaría solo a un oficial de rango. ¡Hasta en la derrota!, orgulloso como buen criollo.<br /><br /><strong>¡Así mueren los hombres como yo!</strong><br /><br />Ni vencedores ni vencidos, había proclamado Urquiza. Y tenia razón, porque no vencieron los argentinos, ni tampoco fueron vencidas las hordas de un tirano, venció el Imperio, y la libertad de estas tierras cayo derrotada. Y para aclarar de manera contundente sus palabras, inicio una orgía de horcas y degüellos, de fusilamientos y mutilaciones.<br /><br />“Un bando del general en jefe había condenado a muerte al regimiento del coronel Aquino, y todos los individuos de este cuerpo que cayeron prisioneros fueron pasado por las armas. Se ejecutaban todos los días de a diez, de a veinte y más hombres juntos. Los cuerpos de la victimas quedaban insepultos, cuando no eran colgados en algunos de los árboles de la alameda que conduce a Palermo. Las gentes del pueblo que venían al cuartel general se veían a cada paso obligadas a cerrar los ojos para evitar la contemplación de los cadáveres desnudos y sangrientos que por todos lados se ofrecían a sus miradas; y la impresión de horror que experimentaban a la vista de tan repugnante espectáculo trocaba en tristes las halagüeñas esperanzas que el triunfo de las armas aliadas hacía nacer. Hablaba una mañana una persona que había venido a la ciudad a visitarme, cuando empezaron a sentirse muchas descargas sucesivas. La persona que me hablaba, sospechando la verdad del caso me preguntó “¿Que fuego es ese?” “Debe ser ejercicio”, respondí yo sencillamente, que tal me había parecido; Pero una persona que sobrevino en ese instante y que oyó mis últimas palabras, “Que ejercicio, ni que broma - dijo - si es que están fusilando gente”<br />(Memorias inéditas del general Cesar Díaz. P.307. cit.por A.Saldias.t.III.p357)<br /><br />El Regimiento Aquino, que había desertado de su bando, previo ajusticiamiento de los oficiales impuestos por Don Justo, fue condenado por el simple ánimo del vencedor al exterminio. Esos nobles soldados necesitaban de un comandante digno para marchar silentes a la gloria inmortal. Ese comandante, no podría ser otro que el Coronel Martiniano Chilavert.<br />Tras una entrevista con Urquiza, de la que no quedo registro alguno o siquiera testigos, esté, iracundo, le mando a fusilar por la espalda, como si fuera un traidor.<br />Fue tranquilo al suplicio. Lo único que pidió fue un momento para orar y reconciliarse con Dios. A cambio, obsequio tabaco y un poco de dinero a los soldados que debían asesinarlo. Se irguió firme en ese momento culmine, y un sargento fue hacia él para ponerlo de espaldas, ¡grave error de su parte!, Chilavert era un ilustrado, pero un criollo de pura cepa, y lo recibió con un puñetazo que lo envío directo al suelo. ¡El no era un traidor!. Se enfureció y grito: ¡Tirad al pecho! ¡Que así mueren los hombres como yo!<br />Un disparo lo hirió en la boca, y sin embargo seguía resistiendo a esa muerte indigna. Los soldados se abalanzaron en tropel, y lo ultimaron con sus sables, bayonetas, e incluso con las culatas de sus fusiles. Ese era el martirio que solo los héroes pueden soportar.<br />Se derrumbo, cubierto de heridas. Pero su espíritu seguía igual de altivo y soberbio en aquel trance supremo, señalo con una mano su pecho, antes de que su alma se extinguiera. Y murió con su espalda limpia de esa marca de oprobio que le quisieron imponer; murío como un guerrero, como un patriota. Conquistando así una Redención y una Gloria carentes de mácula alguna, como los que habían caído en Obligado y fueron su inspiración.<br />Cayó el 4 de Febrero de 1852, como solo podían hacerlo los hombres libres.<br /><br /><strong>Epilogo.</strong></div><div><br />Mucha sangre debió derramarse en tributo a una supuesta panacea contenida en una Constitución escrita. La violencia prodigada por el vencedor de Caseros, no se limito al enemigo que tuvo en el campo de batalla, sino también a los civiles con vinculaciones con el gobierno de Rosas, acusadondolos de mazorqueros. Ningún juicio se hizo, para siquiera adornar con cierto legalismo tanta barbarie. Luego vinieron las expropiaciones, que dejaron al mismo Rosas, otrora rico hacendado (por propio mérito y trabajo, que los Atalivas vendrían después), en la nada. Los federales que vieron en Urquiza un superador del anterior sistema, pronto sintieron en carne propia su trágico error.<br />Sin una constitución colgaron a Leandro Alen, padre del fundador del Radicalismo. Con una en la mano, pusieron la cabeza de un general de la Nación, la del Chacho Ángel Vicente Peñaloza, en una lanza.<br />Todo el papel usado para imprimir incontables tiradas de una Constitución copiada, no será suficiente para limpiar toda la sangre vertida generosamente por los héroes que sabían muy bien que la Patria no era un “librito”, sino la Libertad, el Orgullo, la Independencia, expresados en la santa Federación. Así tampoco con toda la tinta existente sobre la faz de este mundo, se podrá escribir mas que una mínima parte de toda la gloria con que se cubrieron grandes argentinos como el Coronel Martiniano Chilavert. </div><br /><div>Aunque mal le pese a la historiografía liberal, la verdad siempre vence.<br /><br /></div>Ricardo Benítezhttp://www.blogger.com/profile/05007161457298980981noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4660368626244152865.post-17094791384168760762009-01-24T09:38:00.000-08:002009-08-13T11:49:55.550-07:0020 de Noviembre de 1845 (Poesía)<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhAbRHx0rIHBb8zuUX77cTonAiAz5ne3XziEhbRGhpiDnzzJxtLAfLOLxt0RGo5YyjfVihEtrTzEjBjy0iwhU0tuxGFKqNPk4fRTgAlh4buF7KFBGWk1_pu0WNuj4uecCEDqFIlBcpDFYc/s1600-h/oblig1.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5294917457728802306" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 152px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhAbRHx0rIHBb8zuUX77cTonAiAz5ne3XziEhbRGhpiDnzzJxtLAfLOLxt0RGo5YyjfVihEtrTzEjBjy0iwhU0tuxGFKqNPk4fRTgAlh4buF7KFBGWk1_pu0WNuj4uecCEDqFIlBcpDFYc/s320/oblig1.jpg" border="0" /></a><br /><div><div><div><div align="left"></div><div align="left"></div><br /><div align="left">Escuchen bien, amigos míos, ahora les he de contar<br />Lo que me ha sucedido hace mucho tiempo atrás<br />Están cansados mis ojos mas mi memoria sigue lozana,<br />Aun más cuando las palabras eran de un paisano arrogante.<br /><br />Venia camino del norte con mis carretas cargadas,<br />Me aleje de la senda, solo y anduve por largas horas<br />Rumores extraños recorrían esos parajes, me atraían.<br />Hasta que a lo lejos vi un jinete corriendo raudo,<br />Vestido de fuerte grana, iba como el mismo viento<br />No sé porque pero lo seguí,¡ no lo podía alcanzar!<br />Hasta que el mismo percibió mi presencia y volteo<br />Apenas parpadee dos veces y ya lo tenia en frente.<br /><br />Dígame que ha pasado, compadre - le pregunte-<br />Desde lejos se oye un gran entrevero, paisano, dígame<br />Que entuerto aconteció?, porque los cañones rugen<br />solo cuando hay provocación.<br /><br />Se viene de los pagos del norte – respondió-<br />por su tonada es sencillo adivinarlo, desde muchas leguas<br />pero no es tanta la distancia cuando del honor se trata,<br />¿acaso no ha sabido que barcos extranjeros<br />han venido de la Europa a bloquear el puerto?<br />Una poderosa flota fue enviada a remontar nuestro Paraná,<br />¿para que?, para procurar comercio!.<br />Les tendimos gruesas cadenas por el paso,<br />querían pasar los necios sin pedirnos permiso,<br />¡como si en esta tierra mandasen sus banderas!<br />pero muy caro pagaron su osadía,<br />desde la costa respondieron las baterías de Mansilla.<br /></div><br /><div align="left">Ah!, amigo, debería haber visto esa faena<br />sucios de pólvora, bajo una tormenta de balas enemigas,<br />nuestros soldados no cejaban, ante cada estallido cercano<br />redoblaban el fervor, respondiendo altaneros<br />con un ronco resplandor. Muchas cosas hermosas<br />he visto en mis años, señor, pero el tremolar<br />de nuestra azul y blanca, en este día no admite<br />comparación: briosa y sublime bajo el sol,<br />engalanada con el viril punzo, desafiante,<br />llamaba a las aguas y a la misma arena, al combate.<br />Pueden encontrar los doctos palabras mejores<br />Pero estos momentos desbordaran cualquier evocación.<br />Al hablar, amigo mío, mi corazón se oprime, de felicidad y rabia.<br />Solamente el orgullo anima mis exhaustos miembros,<br />disculpe, pero debo marcharme, soy un mensajero,<br />que a los superiores debe dar el parte.<br />Hágame un favor, puesto que usted es un amigo,<br />a los pueblos por los que pase, repítales lo que de mis labios ha oído.<br /><br />Y remate con estas palabras hasta que se hagan otras:<br />¡Los engreídos han roto las cadenas!<br />¡Nuestros cañones van ya en su persecución!<br />No dejaran de ver nuestro pendón en la orilla,<br />¡Ni de sentir nuestros proyectiles hiriendo sus flancos!<br />¡No descansaremos hasta enjugar esta afrenta!<br />¡Ahora en el Paraná arden nuestras almas y fluye nuestra sangre!<br /><br /><br />En memoria de ese valeroso hombre, relato esto una y otra vez<br />siempre que alguien quiera escuchar, lo habré de repetir<br />Porque grande es la cuenta que a él debo de pagar,<br />¡Por esas horas de dignidad y gloria ni una vida ha de alcanzar! </div></div></div></div>Ricardo Benítezhttp://www.blogger.com/profile/05007161457298980981noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4660368626244152865.post-70649981349900096572009-01-24T09:20:00.000-08:002009-08-13T11:50:14.854-07:00Martín Miguel de Güemes (y la Guerra Gaucha)<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgb-7jjwZErPkwgAS566vrT7z9oY5Lbw5bqtiSsLI-kJ3ej9jm9WYysLahjIXCjP1ZkJMR5BUD7yxo3wI1edl-W1gq73EB1G4T2Z1GbNMdTs5eKdmL23x4IFNI4h2KY35sQTa0sxc-G-tI/s1600-h/guemes11-1.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5295620674035752242" style="FLOAT: right; MARGIN: 0px 0px 10px 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 315px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgb-7jjwZErPkwgAS566vrT7z9oY5Lbw5bqtiSsLI-kJ3ej9jm9WYysLahjIXCjP1ZkJMR5BUD7yxo3wI1edl-W1gq73EB1G4T2Z1GbNMdTs5eKdmL23x4IFNI4h2KY35sQTa0sxc-G-tI/s320/guemes11-1.jpg" border="0" /></a><br /><div><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhHi7yAyV13z0NN5_yV7rVx1G8Zzln79pmsc-Plr1SsMnGpTPnz18kK6vXzBd-dpP297UFCVd-vjB0iyD25Pq9BmwuvgYdJc-6s2OXLNhugCVneK8NQDr3e71J_vKgIf7O-KOng4n2nQ_M/s1600-h/guemes11.jpg"></a><br /><br /><div><br /><br /><br /><div><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgeNR2fDznzM8ZtkL5aVY8i2rco4vCJvSp_aKNFOsH5rUSfu3vy7geVbIokWHKrrmq6INKpMK_vLMB-wNLu-1DT4R9LghMRh3fdh7kPLSLhPllwTN3FyHGXfs1RiwAmrRzYGltnb8MI2sQ/s1600-h/bio4.jpg"></a><br /><br /><br /><div><br /><br /><br /><br /><div>El coraje, virtud excelsa cultivada por los hijos dignos de cada pueblo, ha fructificado de las más diversas formas en todo el devenir de la historia de la humanidad. Recordemos a Leónidas, con sus espartanos, cerrando el paso a fuerzas casi incontables, sin ceder un centímetro tan solo, y combatiendo a la sombra de las flechas enemigas. Recordemos a los iberos, resistiendo en Numancia, a las poderosas legiones, prefiriendo antes la muerte que la esclavitud ignominiosa. Pero, no debemos olvidar, a los grandes hombres que conformaron el muro más formidable, enclavado en las frías soledades del norte, allá donde termina la planicie e inician las montañas. Nunca debemos olvidar que la libertad fue posible, gracias al sacrificio de esos que hicieron de Salta, de Jujuy, verdaderos infiernos, paramos impenetrables, a las fuerzas que seguían los estandartes del despotismo... Ese muro glorioso estaba hecho con los pechos de nuestros gauchos, ese infierno ardía intensamente porque lo alimentaban las llamas de ¡La Libertad!<br /><br />Esas huestes que hicieron posible proeza semejante, estaban dirigidas por un dignísimo hijo de estas tierras, cuyo nombre esta grabado en letras luminosas en la magna historia de las Americas: el General Martín Miguel de Güemes. A él pertenecen los hombros que cargaron con la responsabilidad de hacer posible la gesta de San Martín. Sobre él cayeron las mas duras invectivas de las clases acomodadas, cuya intensidad es solamente sobrepasada por la devoción que por el profesaban sus soldados. Pero aquello por lo que lucho, es nuestro.<br /><br />Nació en el año 1785, en el seno de una familia adinerada. Recibió una educación esmerada, estudiando filosofía en el Colegio Carolino de Buenos Aires. En 1806, combate para expulsar al invasor ingles. Los sucesos de mayo de 1810, encuentran a Güemes del lado patriota. Va con la expedición al Alto Perú, en la que tendrá una actuación decisiva en la victoria de Suipacha (participación ocultada por Castelli, con quien mantiene serias desavenencias). Tras las duras derrotas de Vilcapugio y Ayohuma, y el desastre de Huaqui, las fuerzas patriotas deben retroceder. El general Balcarce es reemplazado por Manuel Belgrano. Una invasión realista se encuentra en ciernes, suponiendo los comandantes españoles, que los jirones del ejercito rebelde ya no opondrán una seria resistencia. Jujuy misma empieza a moverse, los pueblos del norte son llamados por Belgrano a unirse a su ejército. Se debe ganar tiempo para reorganizar los cuadros maltrechos. Los patriotas, se retiran hasta Tucumán. Allí se detendrán y ya no retrocederán. Güemes dirige a los gauchos norteños, que deberán pelear para volver a sus mismos hogares, en esos momentos bajo el poder del ejército realista. El 24 de Septiembre de 1812, las armas de su Majestad son batidas estrepitosamente por los patriotas, debiendo retirarse apresuradamente hacia el Alto Perú. Los gauchos de Güemes, pueden volver, aunque no podrán descansar un solo instante. Deberán defender la libertad naciente, amenazada de manera constante por las fuerzas realistas establecidas férreamente en el Altiplano.<br /><br />En abril de 1814 San Martín le confió la comandancia de las fuerzas patriotas de avanzada formada por gauchos de Salta y de Jujuy. La estrategia había cambiado, y la dirección de la gran cruzada, que inicialmente seria hacia el norte, fue desplazada hacia el oeste, hacia Chile. Los guerrilleros altoperuanos debieron replegarse hacia el sur, hasta las posiciones de Güemes. Así la celebre y esforzada Juana Azurduy, se puso a sus ordenes.<br /><br />¿Cómo organizó sus fuerzas? Conformo una red de milicias que cubría un amplio territorio, desde Humahuaca –con ramificaciones en Potosí-, pasando por Jujuy, la ciudad de Salta y las poblaciones aledañas del Valle de Lerma, el Chaco salteño y el Valle Calchaquí. Los milicianos fueron organizados en unidades de 20 a 30, bajo el mando de jefes locales, llamados “capitanes de Güemes”.<br /><br />Los gauchos, así organizados, basando su superioridad en el conocimiento del terreno y en su astucia, rechazaron varias incursiones españolas, y seis intentos de invasión: la del brigadier Joaquín de la Pezuela en 1815; la de La Serna en 1817; dos de Pedro Antonio de Olañeta también en 1817; la de Canterac en 1820 y la de Olañeta en 1821, que le cuesta la vida al mismo Güemes.<br /><br />¿Como obtiene recursos? El gobierno central le proporciona recursos ínfimos, puesto que la prioridad se encuentra en Cuyo, en el ejercito que San Martín esta formando. La mayor parte proviene de la misma provincia (de la cual es gobernador desde 1815), de los impuestos que pesan sobre los comerciantes y los estancieros. Es creado el “Fuero Gaucho”, que es una suerte de condonación de las deudas por el arrendamiento de las tierras, que beneficia a sus soldados, de extracción preponderantemente rural. A medida que la guerra se prolonga, los tributos pesan más y más sobre las clases acomodadas, que ven en dicho estado de combate permanente, un clima poco propicio para el desarrollo de sus actividades lucrativas, especialmente el contrabando. Además, las prerrogativas con que Güemes beneficia a los suyos, van creando una situación que se torna peligrosa para los aristócratas: los gauchos, otrora sumisos, adquieren una nueva visión de su condición, empezando a sentirse y -aun peor- manejarse como ciudadanos...<br /><br />La guerra gaucha, va adquiriendo un matiz distinto cada día que transcurre. De la liberación del yugo español, se va transitando progresivamente, hacia la liberación de los oprimidos, quienes no habían cambiado, a pesar de que el antiguo régimen había sido depuesto. En 1815 la gente decente había aclamado a Güemes como gobernador. Pero cada año que pasa, ve cada vez mas distanciados al gobernador y a la clase principal, llegando esta inclusive a llamarle tirano. El germen de la traición es inoculado entre los más conspicuos representantes del patriciado salteño, que ven en la intransigencia del jefe patriota, un escollo insalvable para retornar a la tan ansiada paz.<br /><br />Mientras tanto, los combatientes gauchos, continúan vigilando el ardiente frente. Pelean en medio de las oquedades de las rocas, golpean sorpresivamente las avanzadas españolas, brindan su apoyo incondicional a los pocos guerrilleros que se mantiene firmes en el Alto Perú, a pesar de la represión brutal y sanguinaria que buscaba acallar las voces de esos pueblos. Se sacrifican por cerrar el paso a toda fuerza que vaya en contra de esa palabra nacida a la luz del sol de mayo. Ganan tiempo precioso, puesto que en Cuyo, se esta gestando la magna Expedición. La cual parte finalmente en 1817...<br /><br />El año 1820 fue muy difícil para las Provincias Unidas del Sur. La Constitución de 1819 había sido rechazada por las Provincias, y el Litoral se hallaba en franca rebeldía contra el poder central, cuya legitimidad estaba desvirtuada, a causa de la soberbia porteña. El Directorio cae y Buenos Aires es una provincia como las demás. Una provincia inmensamente rica, eso sí, que se ha lavado las manos de la expedición Sanmartiniana y que no envía ni un peso a las tropas del norte. En agosto de<br />1820 Güemes recibe un emisario desde Chile, con despachos firmados por el General San Martín.<br />Allí le encomienda la erección de un ejército que avance mas allá de la quebrada de Humahuaca, a la par que desde Chile iniciarían el asalto al baluarte realista del Perú. Es designado General en Jefe del Ejército de Observación. Había llegado la hora de atacar. No pasaron dos semanas desde que recibiera esa orden, y ya tenia reunidos 2000 hombres para la empresa que coronaria tantos esfuerzos. Tal vez pensaba Güemes, que su deber era reunirse junto con su General, en la mismísima Lima. Pero requería de armas y municiones. Solicito le entregasen las que pertenecieran al ejército del Norte, que se había disuelto en el motín de la posta de Arequito. Se las negaron. Pidió auxilios a las demás provincias. Santiago del Estero respondió fielmente, juntando hombres y dinero.<br /><br />Pero el año de 1821, lo encontró rodeado de enemigos. El gobernador de Tucumán, Bernabé Araoz, reticente a contribuir de cualquier forma al fortalecimiento del “tirano” Güemes, ataca Santiago para evitar que esta enviara cualquier apoyo a Salta. Debió nuestro insigne heroe, ir con sus hombres a socorrer a los santiagueños. Esas disensiones en el campo patriota, fueron hábilmente aprovechadas por los españoles. El general Olañeta, avanza sobre Salta. El Cabildo de su ciudad, en mayo, a pesar que Güemes esta ausente, lo destituye, en connivencia con el enemigo... Hasta ofrecen una misa por la “feliz ocupación”. Es la conocida Revolución del Comercio, uno de los episodios mas funestos en las guerras por la independencia, la cual provoco que la victoria definitiva se postergase unos duros años mas.<br /><br />Puede que en la ciudad haya perdido su poder. Pero en la campaña, su prestigio estaba intacto. El gobernador interino, José Ignacio Gorriti, destruye la vanguardia realista en Jujuy, capturando inclusive a quien la dirigía, el coronel Guillermo Marquiegue.<br /><br />Güemes retorna rápidamente a su provincia, pero ya los españoles se retiraban. Aunque los otros enemigos quedaban. Los comerciantes habían distribuido cantidades ingentes de dinero entre los soldados que quedaron en la ciudad, con la esperanza de tener una fuerza que rechace al gobernador que volvía. El 31 de mayo, con solo 25 hombres de su escolta, Güemes se presentaba ante los hombres enviados en su contra. Bastaron unas palabras suyas para que todos se pasaran a su lado. En aquella ocasión dijo:<br /><br /><strong>“Por estar a vuestro lado me odian los decentes; por sacarles cuatro reales para que vosotros defendáis su propia libertad dando la vida por la Patria. Y os odian a vosotros, porque, os ven resueltos a no ser más humillados y esclavizados por ellos. Todos somos libres, tenemos iguales derechos, como hijos de la misma Patria que hemos arrancado del yugo español. ¡Soldados de la Patria, ha llegado el momento de que seáis libres y de que caigan para siempre vuestros opresores!".<br /></strong><br />¡Esa era la libertad por la que combatían, ese era el espíritu que insuflaba la Guerra Gaucha!<br /><br />El comerciante Benítez, cordobés, va hasta el campamento realista, a cumplir la misión que le fue encomendada por sus pares: ofrecer 5000 pesos (obtenidos por una suscripción) y la ayuda necesaria para que los españoles puedan deshacerse del “tirano” que había regresado. Olañeta envía al coronel Valdez, con una selecta tropa de 400 infantes, a terminar con el aborrecido jefe de los gauchos. Guiados por baqueanos, los españoles se adentran en la ciudad y se enfilan a la casa de la hermana de Güemes, en la cual pernoctaba el general. Alertado, evita escapar por una puerta secreta, para no abandonar a su escolta (puesto que la muerte esperaba a los suyos en caso de ser capturados). Logra montar y sortea raudamente los piquetes de fusileros españoles, pero una bala lo hiere gravemente. Era el 7 de junio. Continua, a pesar de la herida. Sus principales oficiales son aprehendidos, varios son pasados por las armas, y otros son dejados vivos para ser cambiados por los prisioneros que tenia Gorriti.<br /><br />Güemes se moría, a pesar de los cuidados que le dispensaban sus allegados, y por sobre todo sus gauchos, la sombra se cierne sobre su faz. Muere el 17 de junio, no sin antes haber hecho jurar a sus soldados, que expulsarían una vez más al enemigo español de su tierra. Recostado sobre un catre, a la intemperie, se cierran finalmente los ojos de este gran hijo de la Argentina, de este gran Americano. Rodeado por sus gauchos, deja de latir su corazón. Pero habrá escuchado los ecos que le traía la Cordillera. Al otro lado, en el Perú, San Martín, avanzaba irresistible. Los clarines de las fuerzas argentino-chilenas anunciaban el fin de la opresión. Bolívar, desde el Norte, dirige sus bayonetas hacia el núcleo del despotismo ibérico. Tal vez Güemes haya sentido pena al no poder ir al encuentro de su General a Lima, pero ya mas no podía, su vida se le escapaba. Y habrá sentido alivio, porque esos ecos le decían, que su deber estaba cumplido, y que la victoria de los americanos, estaba sellada. Tenía solo 36 años, pero su grandeza esta destinada a perdurar por los siglos. Hasta la muerte de un libre, tiene ribetes de majestuosidad y belleza. Apenas hicieron falta unas semanas para que sus gauchos cumplieran su juramento, arrojando definitivamente a los realistas, quienes ya nunca más hollarían ni Jujuy, ni Salta. Moría un hombre, pero nacía una Patria, una Patria que es inmortal gracias al sacrificio de sus vástagos, altivos y dignos hijos suyos, como el General Martín Miguel de Güemes.</div></div></div></div></div>Ricardo Benítezhttp://www.blogger.com/profile/05007161457298980981noreply@blogger.com4