martes, 4 de agosto de 2009

La Ultima Arenga

Al General Don Martín Miguel de Guemes,
el único general argentino que ha tenido la Gloria
de caer en combate, por nuestra Libertad

¡Oro y un doctor!, ¡que gran necedad!
¿Acaso a un patriota con ello quieren comprar?
¿Acaso no oyen a la tierra iracunda bramar?
¡Libertad!, ¡Libertad!, ¡Libertad!

Soldados de la Patria, hermanos míos,
la sangre que mana de las heridas de mi cuerpo,
abrazara esta tierra como los mismos ríos.
Mas mis oídos no soportan los delirios,
de amarga felonía, de aciaga traición,
a la cual los infatuados desean arrastrarme.
Mi alma seria incapaz de olvidar a los caídos
y por su memoria, dispuesto estoy a sucumbir,
no una, sino mil veces de ser necesario.
El acero podrá rasgar mi carne,
pero nunca podrá mellar el espíritu ardiente
que mi pecho guardara hasta el final.

¡Oro y un doctor!, ¡que gran necedad!
¿Acaso a un patriota con ello quieren comprar?
¿Acaso no oyen a la tierra iracunda bramar?
¡Libertad!, ¡Libertad!, ¡Libertad!

Soldados de la Patria, hermanos míos,
las huestes de la tiranía ocupan la ciudad,
id a ayudarla, sin demorar un minuto más.
Cubrid el cielo con el polvo de los cascos,
rasgad el viento con el ímpetu de las lanzas,
acosad a los invasores hasta en sus sueños.
Vuestro General os da su ultima orden,
y con ella su aliento y toda su devoción,
y una verdad tan esplendente como el Sol:
Mas vale bajar digno al sepulcro eterno
antes que por un instante el yugo portar.
Este hombre partirá, pero la Patria, ¡Vive!.

¡Oro y un doctor!, ¡que gran necedad!
¿Acaso a un patriota con ello quieren comprar?
¿Acaso no oyen a la tierra iracunda bramar?
¡Libertad!, ¡Libertad!, ¡Libertad!

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